El asesinato de un militante islámico del movimiento Hamás ayer en
la ciudad cisjordana de Tulkarem enciende de nuevo la luz de alarma
en Oriente Medio y hace temer por el colapso de la tregua alcanzado
por israelíes y palestinos el 13 de junio. El militante, Fawaz
Sharif Badrán, de 27 años, viajaba en su coche entre los distritos
cisjordanos de Tulkarem y Naplusa cuando el artefacto explotó a su
paso, informaron fuentes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Por su parte, el Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS)
responsabilizó a Israel del atentado y dijo que la bomba explotó en
el interior del vehículo. Israel, como es habitual en estos casos,
no ha confirmado ni desmentido su participación en el hecho.
Por otra parte, fuentes militares citadas por la televisión
israelí destacaron que podrían producirse nuevos atentados tras la
muerte del militante de Hamás. El asesinato de Badrán es el último
de una larga serie de incidentes y choques armados que se han
registrado en Cisjordania y Gaza en el último viernes, en el que
también murieron un colono judío y otro militante islámico. El
colono fue tiroteado, en la noche del jueves al viernes, por
milicianos palestinos que le tendieron una emboscada en un cruce de
acceso a la ciudad de Hebrón, mientras que el palestino murió a
primera hora de ayer de un proyectil de artillería que le disparó
un tanque israelí.
Según fuentes israelíes, el palestino intentaba colocar un
artefacto junto a la verja del asentamiento Alei Sinaí, en la
franja de Gaza, cuando fue sorprendido por uno de los vigilantes,
que alertó al Ejército. Pero un portavoz oficial palestino dijo
esta tarde que Israel había llevado a cabo su «peor y más dura
agresión» en una zona bajo control exclusivo de la ANP: una
incursión con tanques que causó más de 70 heridos entre la
población de Hebrón.
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