La segunda jornada de la cumbre del G-8 se saldó con algunas
decisiones importantes, la principal referida al envío de
observadores internacionales a Oriente Próximo. «Los observadores
internacionales, aceptados por las dos partes en conflicto,
ayudarán a la puesta en marcha del informe Mitchell», informó un
comunicado.
Según los líderes del G-8, «la violencia y el terrorismo tienen
que acabar. Un retroceso de la escalada de terror debe comenzar lo
antes posible y la puesta en marcha del informe Mitchell es la
única salida para resolver la crisis». Horas antes, el presidente
palestino, Yaser Arafat, había exhortado al G-8 a intervenir para
detener las «agresiones» de Israel, mientras que el Ejército
israelí anunció la próxima apertura de oficinas en el extranjero
para permitir la repatriación de reservistas en caso de «amenaza de
guerra».
La tensión aumenta en los territorios ocupados tras la muerte de
un palestino el viernes en Hebrón y el secuestro de un militante a
manos de soldados israelíes durante la noche anterior. «Pedimos al
G8 que tome iniciativas que permitan detener la agresión de Israel
y obtener la aplicación del informe Mitchell, la iniciativa
jordano-egipcia y todos los acuerdos firmados, así como las
resoluciones 242 y 338 de la ONU», declaró Arafat en Gaza.
Otro de los temas centrales abordados por los jefes de Estado y
de Gobierno del G-8 fue la ratificación del Protocolo de Kioto y el
problema del calentamiento del planeta, objeto de debate paralelo
en la Cumbre del Clima que reúne en Bonn, desde el pasado lunes, a
los ministros de Medio Ambiente de 180 países. El obstáculo
fundamental para la ratificación de Kioto es la negativa de Estados
Unidos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los líderes expresan su «amargura» por la muerte del
joven pero defienden la utilidad de las cumbres
Los
líderes de los siete países más industrializados del mundo y Rusia
expresaron ayer su «dolor y amargura» por la muerte de un
manifestante en los disturbios registrados ayer en Génova, al
tiempo que defendieron la oportunidad de continuar sus reuniones.
En una declaración hecha pública al abrir ayer las sesiones de
trabajo de su cumbre anual, los Jefes de Estado y de Gobierno de
EEUU, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, Canadá e Italia
sostuvieron que, paralelamente a su consternación, condenan «del
modo más firme posible y absoluto la violencia que desemboca en la
anarquía por parte de una pequeña minoría».
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