Así lo decidió ayer el Gobierno en una reunión convocada para
evaluar el ataque que el martes costó la vida a ocho personas en
Nablús. Aunque el ataque iba dirigido tan sólo contra tres de los
ocho muertos, el Ejecutivo israelí lo consideró un éxito y se
limitó a «lamentar» la muerte de dos niños y otros tres civiles,
mientras que rechazó vehemente las críticas de la comunidad
internacional al respecto. Ayer, Reino Unido y Francia, entre
otros, habían censurado duramente a Israel por la operación, que
Estados Unidos calificó de «excesiva», «reprobable» y «altamente
provocadora».
Mientras tanto, en Nablús, más de 120.000 personas asistieron,
en un ambiente de tensión y frustración, al funeral por los ocho
fallecidos en el ataque. Los dos dirigentes de Hamás muertos son,
hasta el momento, los responsables de mayor rango caídos en un
ataque israelí. Por su parte, los dos niños, de 5 y 8 años, se
cuentan entre las víctimas más jóvenes de entre los más de cien
pequeños palestinos muertos en un año de conflicto. Organizaciones
radicales han jurado tomar venganza. Un grupo relacionado con Al
Fatá, la «Brigada de los mártires de al-Aqsa» anunció que, a partir
de ahora, sus ataques irán dirigidos también contra intereses
norteamericanos; si bien, poco después, el propio Al Fatá se
desmarcó de estas amenazas.
Quizá irónicamente, las primeras víctimas de esa venganza serán
palestinas: tres árabes acusados de colaborar con Israel fueron
condenados a muerte ayer por la mañana por un tribunal militar
especial en la misma ciudad de Nablús. Es la primera vez desde el
mes de enero que los tribunales palestinos, cuyas garantías
jurídicas son más que discutibles, pronuncian una sentencia de
muerte. Responsables gubernamentales reconocen que la decisión de
los jueces se ha visto afectada por los sucesos del martes.
Sin embargo, y a pesar de las llamadas a la venganza, todo
indica que el presidente palestino, Yasir Arafat, intenta evitar a
toda costa que se produzca algún atentado que vuelva a inclinar la
balanza de la opinión pública internacional a favor de Israel. En
este sentido, ayer militantes de Hamás se enfrentaban en Gaza con
policías palestinos que intentaban impedir que atacasen con
morteros los asentamientos judíos de la Franja de Gaza. En Hebrón,
el Ejército hebreo mató a tiros a un palestino e hirió a otros dos
que les lanzaban piedras. Otros cuatro jóvenes palestinos
resultaron heridos en Ramalá, en enfrentamientos con las tropas
israelíes. En Israel, mientras tanto, continúa el estado de alerta
máxima declarado por los servicios de seguridad en los últimos días
y con el que el Gobierno ha justificado la operación de Nablús.
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