Un informe del Ministerio italiano del Interior ha admitido que se
produjo un «desastre organizativo» por parte de las Fuerzas del
orden en el trato con los más de trescientos manifestantes
antiglobalización detenidos durante los incidentes en la pasada
cumbre del G-8 en Génova. Paralelamente, el jefe de la Policía
italiana, Gianni de Gennaro, admitió ayer que en los incidentes
callejeros registrados en Génova durante la cumbre del G-8 se
produjeron «excesos en el uso de la fuerza» por parte de los
agentes del orden desplegados para garantizar la seguridad.
El informe del Ministerio de Interior italiano, presentado ayer
por la comisión parlamentaria que investiga los sucesos, señala
«que no se pueden excluir actos esporádicos de rudeza, facilitados
por un clima de extrema tensión» en el trato dispensado a los
jóvenes en el cuartel de Bolzaneto, en las afueras de la ciudad
mediterránea.
Por estas instalaciones pasaron la mayoría de los detenidos
durante la cumbre. El inspector Salvatore Montanaro, una de las
tres personas a las que Interior encargó la redacción del informe,
señala en éste «la grave carencia de directivas» y la
descoordinación e improvisación por parte de la Policía en
Bolzaneto.
Los detenidos, gran parte de ellos heridos durante los
enfrentamientos registrados entre la Policía y manifestantes
antiglobalización, tuvieron que soportar esperas «extenuantes», de
hasta 17 horas, mientras se les tomaban sus datos. En ocasiones
fueron obligados a permanecer con las piernas separadas y los
brazos apoyados contra la pared durante horas, debido a que los
funcionarios se encontraban «saturados» de trabajo.
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