Seis palestinos murieron ayer, poco después de que el ministro
israelí de Asuntos Exteriores, el laborista Simón Peres, anunciase
que existen contactos con la Autoridad Nacional Palestina (ANP)
para poner fin a la violencia. Maen Abu Lawim, de 38 años, murió al
ser alcanzado por una bala en el cuello, mientras que Mohammad Abu
Amar, de 13, fue alcanzado mortalmente por una bala en el pecho en
Rafá, al igual que Falah Zidan, de 30, en Balata. Por último, dos
niños de ocho y seis años y su padre fallecieron también abatidos
por los disparos, que alcanzaron a otras nueve personas. Estos seis
muertos elevan a 726 el número de fallecidos desde que comenzó la
segunda intifada el 28 de septiembre, de los que 554 son palestinos
y 146 israelíes.
Peres reveló ayer en la segunda cadena de la televisión israelí
que se han multiplicado los contactos «a diversos niveles» con los
palestinos y comunicó su intención de discutir de un alto el fuego
«en un futuro cercano» con el presidente palestino, Yasir Arafat.
Igualmente estimó que Israel necesita una iniciativa diplomática,
sin la cual el actual conflicto se atascará, y precisó que tiene la
intención de proponer a los palestinos la instauración de «un alto
el fuego gradual», frente por frente, para poder alcanzar una
tregua «en el sentido más amplio del término».
El ministro de Exteriores también dio a entender que pretende
hablar con Arafat de un levantamiento de las sanciones impuestas
por Tel Aviv a los palestinos, «sin que, en todo caso, quede
comprometida la seguridad de Israel». Según los medios de
comunicación israelíes, este proyecto cuenta con la aprobación del
secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell. Sin embargo,
el presidente del Consejo legislativo palestino (Parlamento), Ahmed
Qorei, indicó al diario palestino 'Al Qods' que «no se puede
dialogar con los israelíes hasta que anulen su decisión de cerrar
la Casa de Oriente (sede oficiosa de la Organización para la
Liberación de Palestina en Jerusalén Este) y la oficina palestina
en Abu Dis», en Cisjordania.
Tel Aviv adoptó estas medidas el 10 de agosto, en respuesta al
atentado cometido la víspera en Jerusalén Oeste que causó 16
muertos, incluido el kamikaze palestino. El primer ministro
israelí, Ariel Sharon, no comparte la visión política de Peres, uno
de los artífices de los acuerdos de Oslo (1993) que debían conducir
a la solución definitiva del conflicto y preveían la creación de un
Estado palestino y la retirada israelí de la práctica totalidad de
Cisjordania y de la franja de Gaza. Sharon sólo se siente obligado
a respetar los acuerdos interinos a largo plazo y rechaza toda
concesión sobre Jerusalén, cuya parte oriental fue ocupada y
anexionada por Israel.
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