El presidente Bush no pudo contener las lágrimas en su discurso a la nación al hablar de los niños muertos en los atentados del martes.

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Estados Unidos responderá a los ataques terroristas con una campaña militar prolongada, en lo posible en coalición con sus aliados, y no se reducirá a ataques aislados. El subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, informó ayer de que el presidente estadounidense tiene una amplia gama de opciones para responder a los atentados terroristas, y aseguró que la respuesta será «una acción militar sostenida». «Esta campaña militar será mantenida hasta que esa gente (los terroristas) y quienes los apoyan cesen en sus actividades», advirtió Wolfowitz. «Una cosa debe quedar clara, esto no será un solo ataque, será una campaña y no importa cuán dramática sea», precisó el número dos del Pentágono.

Las opciones militares que se barajan son muy amplias, desde bombardeos con aviones B-2, lanzamiento de misiles o el envío, incluso, de grupos de elite de operaciones especiales. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, explicó que Bush no necesita que el Congreso apruebe una declaración de guerra si se decide lanzar un ataque de represalia. «Como comandante en jefe, el presidente puede ordenar una operación militar destinada a proteger la seguridad del país», afirmó Fleischer. El portavoz de la Casa Blanca agregó que con la aprobación de una resolución conjunta por parte del Congreso en apoyo del presidente y de repulsa de los atentados sería suficiente para dar a George W. Bush la luz verde.

Sin embargo, al mandatario estadounidense le gustaría una resolución sobre el uso de la fuerza «como demostración de la unidad del país», agregó. Sea cual sea la respuesta de Estados Unidos, el portavoz añadió que Bush asume que «el enemigo actual es bien distinto, no tiene rostro, no tiene fronteras. Es un enemigo propio del siglo XXI». El enemigo en el que convergen todas las sospechas es el saudí Osama Ben Laden, según afirmó ayer el secretario de Estado de EE UU, Colin Powell. El jefe de la diplomacia estadounidense admitió que sobre el terrorista saudí refugiado en Afganistán recae la mayoría de las sospechas sobre la autoría de los ataques. Powell dijo que EE UU «busca entre las organizaciones terroristas que tengan capacidad suficiente como para llevar a cabo un ataque como el que hemos visto».

Los investigadores, desde el comienzo, orientaron sus sospechas hacia Ben Laden, a quien EE UU considera responsable de los atentados de 1993 contra las Torres Gemelas; de 1996 contra las Torres Khobar en Arabia Saudí, y de 1998 contra las embajadas de Washington en Kenia y Tanzania. Bin Laden pueda estar escondido en Afganistán, este país es el primero en la lista de posibles objetivos, a pesar de las dificultades para detectar la exacta ubicación del millonario saudí. En principio, EE UU tiene la intención de pedir el respaldo de la OTAN y de otros países aliados para llevar a cabo la represalia, aunque no se excluye que actúe de forma unilateral. El subsecretario de Defensa dijo que Bush consulta con los aliados, e incluso con Rusia, sobre la situación derivada de la destrucción de las Torres Gemelas y de una de la alas del Pentágono.