El régimen talibán comenzó ayer a fortificar con celeridad Kabul,
mientras los residentes extranjeros tanto árabes como occidentales
abandonaban en medio del pánico la capital afgana. Según fuentes
árabes en Abu Dabi, los talibán, armados con subufusiles
'kalachnikov', están fortificando los alrededores de Kabul, donde
la población civil está cavando trincheras y aprovisionando
alimentos para resistir un eventual ataque aéreo. Los habitantes de
Kabul temen que se pueda producir un inminente ataque
estadounidense en respuesta al atentado terrorista que golpeó Nueva
York y Washington el pasado martes.
Washington ha exigido al régimen talibán de Afganistán la
entrega del multimillonario saudí Osama bin Laden, sobre quien
recaen muchas sospechas de que pudo ser el inductor de los
atentados perpetrados con aviones pilotados por suicidas en EE UU.
Los talibán, que consideran como su «huésped» al multimillonario
saudita Ossama bin Laden, son milicianos islamistas integristas y
ocupan el poder en Afganistán desde 1996. Estos «estudiantes en
teología» formados en escuelas coránicas en Pakistán aparecen en el
escenario afgano en el otoño (boreal) de 1994 y tienen como líder
al molá Mohammed Omar, de unos cuarenta años de edad, un ex jefe de
la resistencia contra los soviéticos.
Piezas de artillería pesada y ligera del Ejército talibán han
sido reubicadas, mientras el líder supremo de los talibán, el
«mulá» Mohamed Omar, abandonó su residencia en la ciudad sureña de
Kandajar y fue trasladado a un lugar secreto, informaron diferentes
medios de comunicación. Por su parte, los últimos empleados de
Naciones Unidas que permanecían en Afganistán, cooperantes de
organizaciones humanitarias y periodistas extranjeros viajaron ayer
a Pakistán en tres vuelos de la ONU.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) comenzó también
la evacuación de sus empleados extranjeros, aunque fuentes de esta
organización informaron de que parte de sus trabajadores no afganos
permanecerán en Kabul para ayudar a la población. Diplomáticos de
Australia, Alemania y EE UU, así como los familiares de varios de
los cooperantes que se encontraban en la capital afgana también
abandonaron ayer Kabul en vuelos de la ONU. La marcha de los
extranjeros contribuyó a exacerbar los temores de un ataque
inminente de EE UU contra Afganistán, donde vive refugiado el
disidente saudí. En Afganistán se quedaron también los ocho
cooperantes extranjeros de la organización humanitaria «Sheltar Now
Internacional», inmersos en un proceso por la acusación de hacer
proselitismo cristiano, algo rigurosamente prohibido por el régimen
integrista afgano de los talibán.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.