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EFE - JERUSALÉN Los enfrentamientos armados en Cisjordania y Gaza descendieron de forma considerable durante las últimas veinticuatro horas, si bien fuentes militares israelíes advierten que aún es pronto para juzgar el futuro del alto el fuego. Con la única excepción de un grave incidente armado en la ciudad de Hebrón, la población de Cisjordania y Gaza vivía ayer una tensa calma después de que el presidente palestino, Yaser Arafat, anunciara el martes un alto el fuego para tratar de poner fin al derramamiento de sangre en la región.

Dicho incidente se produjo cuando varios milicianos palestinos dispararon contra una patrulla de la Policía israelí de Fronteras que vigilaba uno de los asentamientos judíos en la Ciudad de los Patriarcas. Los policías, reforzados por un grupo de soldados, respondieron al ataque con fuego de ametralladora y varios proyectiles de artillería contra el lugar desde el que disparaban los milicianos, el barrio de Abu Snena. A pesar de este incidente y de otro de menos importancia en una base israelí en Rafah, fuentes militares de Israel reconocieron que las órdenes de cese de fuego impartidas por el presidente palestino son respetadas en la mayor parte de los distritos de Cisjordania y Gaza.

También reconocieron que, a diferencia de otras ocasiones, las órdenes del presidente palestino han sido claras: no permitir que milicianos armados abran fuego contra objetivos israelíes, militares o civiles. Uno de los obstáculos que el acuerdo tiene por delante es la intención de las organizaciones islámicas de sabotear cualquier iniciativa diplomática, según dijo el líder espiritual del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas), jeque Ahmed Yassin.

Hamas, así como el otro movimiento integrista palestino, la Yihad, ha anunciado su rechazo a la tregua ordenada por Arafat y asegura que sus hombres atacarán incluso dentro del territorio israelí. «No habrá alto el fuego mientras las tropas israelíes continúen ocupando el territorio palestino», manifestó el jeque.