Estados Unidos afirmó ayer, por primera vez, que los terroristas
que cometieron los atentados del pasado día 11 contaban con el
apoyo de «Gobiernos extranjeros». Asimismo, el fiscal general
estadounidense, John Ashcroft, confirmó en la jornada de ayer que
los terroristas tenían otros objetivos en suelo norteamericano,
además de los atentados perpetrados contra el World Trade Center
(WTC) de Nueva York y el Pentágono en Washington.
Ashcroft dijo ayer que los terroristas que llevaron a cabo estos
ataques están arropados, sostenidos y protegidos por varios
Gobiernos extranjeros. Y subrayó que los Gobiernos extranjeros que
colaboran con los terroristas deben de tener «meridianamente claro
que Estados Unidos no lo va a tolerar». El fiscal general declinó,
sin embargo, citar a algún país concreto y zanjó las preguntas al
respecto subrayando que su declaración «habla por sí misma». No
quiso, por tanto, referirse a posibles acciones contra Irak u otros
países del área tradicionalmente hostiles con Estados Unidos.
Por su parte, el Gobierno de Bagdad fue tajante en el día de
ayer al negar la relación entre uno de los supuestos terroristas de
los atentados de hace nueve días con los servicios secretos de
Bagdad, desde donde llegan, al mismo tiempo, mensajes de
condolencia y desafío. En una entrevista con el semanario local «Al
Iqtisadiya», el ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Nayi Sabri,
rechazó que los servicios secretos de su país hubieran contactado
en Europa con el supuesto pirata aéreo egipcio Mohamed Atta, como
se indicó desde Washington. «No hay ninguna conexión, ni cercana ni
lejana. Estados Unidos, el Reino Unido y el resto del mundo saben
que Irak no ha tenido nada que ver con los ataques contra Nueva
York y Washington», explicó Sabri.
Mientras esto sucede en la esfera internacional, las
investigaciones prosiguen en Estados Unidos. Así, el FBI arrestó en
la jornada de ayer a tres árabes en la ciudad norteña de Detroit
(Illinois) presuntamente vinculados a un fallido ataque terrorista
a una base militar estadounidense en Turquía el año pasado. Según
confirmó ayer el FBI en Detroit, los tres detenidos, naturales de
Argelia y Marruecos, trabajaban hasta hace poco en una compañía que
distribuía comidas para las aerolíneas Northwest y United, entre
otras, en el aeropuerto internacional Metro de esta ciudad. Los
sospechosos, Karim Koubriti, de 23 años; Farouk Ali-Haimoud, de 21
años, y Ahmed Hannan, de 33, fueron detenidos por el FBI, y ya han
comparecido ante un juez local, acusados inicialmente de poseer
documentación falsa y conspirar contra Estados Unidos.
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