(WASHINGTON)
La posición desafiante de los talibán ha hecho aumentar la presión
sobre EE UU para responder con una acción militar de castigo. El
régimen de Kabul ha variado en su posición más o menos
conciliadora, pero en los últimos días el tono es mucho más
desafiante. Su decisión de no entregar a Bin Laden se confirmó este
fin de semana, cuando anunciaron que el terrorista está bajo su
control, lo que no supuso una sorpresa para Washington, y en cambio
aumentó su determinación.
«Estamos listos», anunció ayer Bush, quien recordó que, aunque
EE UU es «un país paciente», no cejará en su objetivo de «sacar de
sus agujeros» a los terroristas y sus cómplices. Aunque ni en la
Casa Blanca ni en el Pentágono se ha dejado entrever cuándo y cómo
puede comenzar esa acción militar, todo hace suponer que las
fuerzas de EE UU están ya en condiciones de lanzar un ataque.
Militarmente, el Pentágono ha reforzado aún más su posición en
el océano Indico con el envío del portaaviones Kitty Hawk, que
tiene unas 70 aeronaves, y su grupo de combate desde su base en
Japón. De la base militar japonesa de Sasebo partió ayer también el
submarino nuclear Bremerton, con rumbo desconocido. Otros 41 buques
de guerra de EE UU y Gran Bretaña se hallan en aguas del golfo
Pérsico, a lo que hay que unir el apoyo logístico desde la mayoría
de los países que tienen frontera con Afganistán. Con la próxima
llegada del Kitty Hawk, EE UU tendrá en aguas próximas a Afganistán
cuatro grupos de portaaviones, con cerca de 300 aviones, a los que
hay que sumar las aeronaves ya presentes en bases de Arabia Saudí y
Turquía, y los más de cien aparatos enviados en las últimas dos
semanas.
«En el frente militar estamos haciendo progresos», recalcó ayer
Bush, quien resumió los preparativos al señalar que, además de los
grupos de batalla dirigidos por portaaviones, hay un grupo de
asalto anfibio y varios cientos de aviones militares están
preparados para intervenir. El Pentágono ha movilizado en total
unos 29.000 militares en la zona próxima a Afganistán. Además EE UU
tiene en la zona un número secreto de unidades de las fuerzas
especiales. Desde los atentados, Washington ha evitado hablar de
sus planes operativos, pero Bush pareció aludir ayer al uso de esas
unidades especiales cuando dijo que «es difícil ganar una guerra de
guerrillas con fuerzas convencionales, pero estamos listos».
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