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RAFAEL CAÑAS (WASHINGTON) La posición desafiante de los talibán ha hecho aumentar la presión sobre EE UU para responder con una acción militar de castigo. El régimen de Kabul ha variado en su posición más o menos conciliadora, pero en los últimos días el tono es mucho más desafiante. Su decisión de no entregar a Bin Laden se confirmó este fin de semana, cuando anunciaron que el terrorista está bajo su control, lo que no supuso una sorpresa para Washington, y en cambio aumentó su determinación.

«Estamos listos», anunció ayer Bush, quien recordó que, aunque EE UU es «un país paciente», no cejará en su objetivo de «sacar de sus agujeros» a los terroristas y sus cómplices. Aunque ni en la Casa Blanca ni en el Pentágono se ha dejado entrever cuándo y cómo puede comenzar esa acción militar, todo hace suponer que las fuerzas de EE UU están ya en condiciones de lanzar un ataque.

Militarmente, el Pentágono ha reforzado aún más su posición en el océano Indico con el envío del portaaviones Kitty Hawk, que tiene unas 70 aeronaves, y su grupo de combate desde su base en Japón. De la base militar japonesa de Sasebo partió ayer también el submarino nuclear Bremerton, con rumbo desconocido. Otros 41 buques de guerra de EE UU y Gran Bretaña se hallan en aguas del golfo Pérsico, a lo que hay que unir el apoyo logístico desde la mayoría de los países que tienen frontera con Afganistán. Con la próxima llegada del Kitty Hawk, EE UU tendrá en aguas próximas a Afganistán cuatro grupos de portaaviones, con cerca de 300 aviones, a los que hay que sumar las aeronaves ya presentes en bases de Arabia Saudí y Turquía, y los más de cien aparatos enviados en las últimas dos semanas.

«En el frente militar estamos haciendo progresos», recalcó ayer Bush, quien resumió los preparativos al señalar que, además de los grupos de batalla dirigidos por portaaviones, hay un grupo de asalto anfibio y varios cientos de aviones militares están preparados para intervenir. El Pentágono ha movilizado en total unos 29.000 militares en la zona próxima a Afganistán. Además EE UU tiene en la zona un número secreto de unidades de las fuerzas especiales. Desde los atentados, Washington ha evitado hablar de sus planes operativos, pero Bush pareció aludir ayer al uso de esas unidades especiales cuando dijo que «es difícil ganar una guerra de guerrillas con fuerzas convencionales, pero estamos listos».