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Varios comandos paquistaníes adiestrados por la Agencia Central de Información (CIA) tenían previsto entrar en Afganistán para detener a Bin Laden en 1999, pero la operación se suspendió tras el golpe de Estado en Pakistán, según fuentes de «The Washington Post». A cambio de esa ayuda, el presidente Clinton se comprometió a levantar las sanciones impuestas al Gobierno de Islamabad por su desarrollo de armas nucleares, y a asistirlo con un «paquete» económico.

Los funcionarios informaron de que el plan del envío de comandos fue puesto en vigor doce meses después de que Clinton efectuase el bombardeo de los campos de adiestramiento de Bin Laden en Afganistán, en represalia por los atentados en las embajadas de Washington en Kenia y Tanzania en agosto de 1998. Esos ataques con misiles de crucero Tomahawk estuvieron a punto de causar la muerte a Bin Laden. La entrada de los comandos paquistaníes a Afganistán, en 1999, era uno de los más robustos esfuerzos por parte de Estados Unidos para detener al millonario saudí. Simultáneamente, Clinton tenía en mente un amplio ataque militar aéreo y asaltos a través de las fuerzas especiales.

El abortado plan, que contaba con la asistencia de los servicios de espionaje de Pakistán, ha dejado una gran experiencia a la Casa Blanca para futuras actividades, aunque se tiene la certeza de que las entidades de información de Islamabad han sido infiltradas por los talibán y la red terrorista Al-Qaeda, que él dirige. Según el «Post», el ingreso de los comandos en las zonas bajo control de al-Qaida estaba listo para el 12 de octubre de 1999, pero quedó sin efecto como consecuencia de la expulsión de Nawz Sharif del gobierno de Islamabad.