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AGENCIAS - DUSHAMBÉ La alarma cundió ayer en las guarniciones rusas que defienden la frontera tayiko-afgana ante la concentración en el norte de Afganistán de integristas árabes, paquistaníes y uzbekos en apoyo del régimen talibán de Kabul. «No se puede excluir que en cualquier momento los extremistas intenten irrumpir en territorio de Tayikistán y Uzbekistán para desestabilizar totalmente la situación en la región», dijo el jefe de Estado mayor de las tropas fronterizas, general Serguéi Zhilkin. Según los militares rusos, «mercenarios paquistaníes, árabes y militantes uzbekos» se agrupan ante la frontera de Afganistán con Tayikistán. Zhilkin indicó que estos integristas han tomado posiciones ante la frontera tayika, en pequeñas unidades de 20 a 30 hombres.

El mando ruso respondió a los movimientos de tropas talibán y sus aliados musulmanes de otros países con el envío de un millar de hombres integrados en destacamentos especiales y móviles para reforzar esta zona del Piandzh, entre Tayikistán y Afganistán. Zhilkin subrayó en una rueda de prensa en Dushambé que las tropas fronterizas y la división 201 motorizada, que cubre en una segunda línea de fuego la línea divisoria con Afganistán, «tienen suficientes fuerzas y medios para hacer frente a cualquier provocación».

Por otro lado, numerosos civiles se encuentran «en estado de insurrección» en al menos dos provincias del oeste de Afganistán, donde varias inscripciones en las que se pueden leer «muerte a los talibán» han aparecido en los muros de las calles, según declaró Ismail Jan, uno de los jefes militares de la oposición, que afirma la necesidad de derrocar a los talibán y crear un gobierno representativo para eliminar el terrorismo. Jan estimó que de aquí a una semana sus fuerzas podrían tomar las provincias de Ghor y de Badghis, donde operaciones anti-talibán fueron lanzadas recientemente y donde decidió enviar a sus refuerzos.

«Los talibán no tienen ni un solo apoyo en el oeste del país y han perdido a muchos hombres en los recientes combates», añadió. «Eliminar a Bin Laden no pondrá fin al terrorismo. Derrocar a los talibán y crear un gobierno representativo» son las dos condiciones para alcanzar este objetivo, declaró, instando a Washington a «no atacar a Afganistán, sino los centros de poder terroristas» árabes del movimiento de Bin Laden.