El Gobierno de Islamabad reconoció ayer, por primera vez, la
presencia de personal militar estadounidense en suelo paquistaní,
aunque precisó que no se trata de unidades de combate. Al menos
quince aviones militares, incluidos aparatos Hércules C-130 de
transporte, aterrizaron el martes pasado en la base de la fuerza
aérea de Jacobabad, en la sureña provincia de Sinh y a unos 480
kilómetros al noreste de la ciudad de Karachi. «Se trata de
personal militar, no son tropas de combate», señaló el portavoz del
Gobierno paquistaní, Anwar Mehmood. El portavoz, que no indicó
cuantos militares estadounidenses han sido destacados en suelo
paquistaní, reiteró que este país da apoyo logístico y es fiel a su
compromiso de ceder el espacio aéreo a la coalición que lidera
Estados Unidos para la «lucha contra el terrorismo».
Por su parte, el portavoz de la Presidencia, general Rashid
Qureshi, señaló que la presencia de personal militar estadounidense
en Pakistán forma parte de los planes acordados con Washington, y
declinó facilitar más detalles relacionados con el asunto. «Lo que
hace Pakistán es prestar apoyo logístico», dijo a la prensa el
general Qureshi. Oficiales paquistaníes, en declaraciones a la
prensa local, apuntaron que además de la base de Jacobabad, el
Gobierno de Islamabad ha cedido también otra situada en la
localidad costera de Pasni, en la árida provincia de
Beluchistán.
Las dos bases aéreas, según fuentes militares paquistaníes,
serán destinadas a labores de apoyo de emergencia sanitaria y
operaciones de rescate de otras fuerzas destacadas en el interior
de Afganistán, donde se cobija el terrorista Osama Bin Laden, y sus
lugartenientes de la organización «Al Qaeda». El presidente
paquistaní, Pervez Musharraf, impuso hoy estrictas medidas de
seguridad de cara a las nuevas manifestaciones anti-estadounidenses
anunciadas para hoy. «Una pequeña minoría intenta aprovecharse de
la situación y el Gobierno tiene que ocuparse de esto con rigor»,
declaró el general Musharraf, citado por un portavoz gubernamental.
El portavoz hizo estas declaraciones tras una reunión de cinco
horas del Gobierno paquistaní, en la que también participaron los
gobernadores y los jefes de Policía de cuatro provincias (Punjab,
Baluchistán, Sind y Noroeste).
El lunes y el martes, miles de partidarios de los talibán, entre
ellos numerosos refugiados afganos, se enfrentaron violentamente en
Quetta a las fuerzas del orden, con un saldo de cinco muertos y
decenas de heridos. Varios edificios fueron atacados e incendiados,
entre ellos tres cines y las oficinas del Alto Comisionado de
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que empezó a retirar
parte de sus efectivos de la ciudad por razones de seguridad. Los
radicales islamistas paquistaníes convocaron una gran marcha para
hoy en Quetta, ciudad fronteriza con Afganistán. Al menos diez
personas resultaron heridas ayer en enfrentamientos entre la
policía y manifestantes anti-estadounidenses en la zona tribal de
Bajaur, fronteriza con Afganistán, según precisaron testigos.
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