En la quinta jornada de sus ataques en Afganistán, Estados Unidos
pasó ayer de la demolición de instalaciones y defensas antiaéreas a
los ataques con bombas de racimo supuestamente dirigidas contra las
tropas talibán, indicaron fuentes militares. El secretario de
Defensa, Donald Rumsfeld, y el presidente de la Junta de Jefes de
Estado Mayor, general Richard Myers, han afirmado que, una vez
logrado el control del espacio aéreo sobre Afganistán, EE UU
atacaría a la milicia talibán. La destrucción de los radares y la
artillería antiaérea de los talibán han permitido que los aviones
operen también durante las horas del día. Los bombarderos B-52 y
B-1 de Estados Unidos lanzaron ayer bombas antipersonal de racimo.
En las operaciones participaron aviones de la Fuerza Aérea y la
Marina de Guerra, que, según el Pentágono, han concentrado sus
ataques sobre instalaciones militares y concentraciones de las
tropas talibán.
Y en lugar de las bombas demoledoras de 2.200 kilogramos
empleadas en las primeras incursiones, se usaron decenas de bombas
no guiadas, de 220 kilogramos, lanzadas desde los B-52, junto con
las bombas de racimo. Los aviones B-52 y B-1 realizaron sus
incursiones desde la isla de Diego García (en el océano Indico),
bajo control británico, y los aviones de la Marina de Guerra de
Estados Unidos operaron desde dos portaaviones estadounidenses en
la región. Los informantes militares indicaron que entre los
armamentos usados se cuentan las bombas de racimo, cada una de las
cuales cuesta unos 10.000 dólares y que estallan al aproximarse a
tierra liberando hasta 150 «bombitas» con compuestos altamente
explosivos. Los «racimos» que así se dispersan tienen el propósito
de causar sobre un área muy amplia el mayor número de muertos y
heridos entre concentraciones humanas.
La Cruz Roja ha instado a los gobiernos de todo el mundo a que
suspendan el uso de las bombas de racimo, que la OTAN empleó en
abundancia durante su bombardeo de Yugoslavia en 1999, porque
causan muertes y mutilaciones mucho después que haya concluido el
conflicto armado. Un informe del Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR) ha determinado que las bombas de racimo tienen 4'9 más
probabilidades de matar o herir niños que las minas terrestres.
Peter Herby, un especialista del CICR, indicó que «los niños corren
un riesgo especial porque las 'bombitas' que se desprenden del
racimo llaman mucho la atención con sus pequeños paracaídas
amarillos».
En Pakistán los medios de prensa han informado de la llegada de
aviones, helicópteros y efectivos de la Infantería de Marina de EE
UU a la localidad costeña de Pasni, en la provincia de Baluchistán,
sobre el mar Arábigo, y a la provincia de Sindj, también en el sur
del país. También han llegado a Uzbekistán soldados de la Décima
División de Infantería de Montaña, la única unidad de infantería
ligera de Estados Unidos especializada en las operaciones
invernales en territorio montañoso.
Según los talibán, que acusan a Washington de tener como
objetivo a los civiles, en la mañana de ayer fallecieron en Kadam
más de 150 personas, en su mayoría mujeres y niños, lo que situaría
el número de muertos desde el pasado domingo en 200. Sin embargo,
el canal qatarí de televisión Al Yazira desmiente esta versión y
especifica que gran parte de los ataques se llevan a cabo en la
zona norte de oeste de la capital, donde están el aeropuerto y
algunas instalaciones de interés estratégico. En el otro bando, un
sargento de las Fuerzas Aéreas estadounidenses murió en un
accidente con equipo pesado en el norte de la Península Arábiga,
con lo que se convierte en la primera víctima en las filas
norteamericanas en el marco de la operación 'Libertad
duradera'.
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