El presidente estadounidense, George W. Bush, proclamó ayer el
éxito de la primera fase de la campaña militar contra Osama Bin
Laden y dijo que los bombardeos de casi una semana en Afganistán
habían cortado las redes de apoyo al militante de origen saudita.
En su habitual discurso radiofónico de los sábados, Bush reiteró
que las fuerzas militares «han alcanzado los objetivos de la
primera fase» y manifestó que «se ha golpeado la red de los
terroristas en Afganistán y se ha debilitado la fuerza de los
talibán». «Las fuerzas de Estados Unidos dominan los cielos de
Afganistán» dijo, y afirmó que se usará ese dominio «para
asegurarnos de que los terroristas ya no podrán usar más Afganistán
como base de operaciones». Sin embargo, subrayó que «la campaña no
se completará con estos ataques», sino que la tarea continúa porque
«queremos sacar a los terroristas de sus escondites». El presidente
estadounidense aprovechó también su mensaje radial para instar a
los niños estadounidenses a donar un dólar para ayudar a los niños
hambrientos y desnutridos de Afganistán.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) advirtió, por su
parte, sobre la posibilidad de nuevos ataques en EEUU y contra
intereses estadounidenses en el extranjero, en los próximos días.
Mientras, los bombardeos a Afganistán se reanudaron ayer después de
que los talibán no aprovechasen la oportunidad que Estados Unidos
les concedió el viernes para entregar a Osama Bin Laden. Las
autoridades de Kabul y su embajador en Pakistán, mulá Abdul Salam
Zaef, reafirmaron ayer el rechazo a la exigencia estadounidense.
Pero el Pentágono tuvo que confirmar ayer que un avión F/A-18, que
operaba desde un portaaviones de la armada, perdió su objetivo y
lanzó por error 900 kilos de bombas «inteligentes» contra un
vecindario de Kabul.
Aunque indicó que existen dificultades para determinar el número
de víctimas que este bombardeo equivocado ha podido ocasionar, el
Pentágono dijo que tienen información que indica que «puede haber
cuatro muertos y ocho heridos». En un comunicado, el Departamento
de Defensa expresó su pesar por «la pérdida de vidas civiles» y
subrayó que las fuerzas de Estados Unidos «están golpeando sólo
objetivos militares y terroristas del país». El avión que cometió
la equivocación estaba tratando de alcanzar a un helicóptero que
estaba en tierra, pero lanzó sus bombas a una milla de distancia
del objetivo.
La reanudación de los bombarderos se produjo a las 03.00 horas
de ayer, cuando aviones norteamericanos sobrevolaron la capital al
menos en tres ocasiones y arrojaron bombas de racimo sobre las
pistas del aeropuerto para inutilizarlas, según las noticias
llegadas al vecino Pakistán. Las fuerzas del régimen talibán
respondieron sin éxito al ataque con sus baterías antiaéreas, que
continúan en funcionamiento a pesar de que son uno de los
principales blancos de los ataques. Unas ocho horas después de
bombardear Kabul, la aviación norteamericana atacó el bastión del
Talibán en la ciudad de Kandahar, en el sur de Afganistán.
Y mientras los aviones de combate reiniciaban ayer sus ataques,
Estados Unidos parecía prepararse a operar un giro en su guerra
contra el terrorismo con la entrada en escena de tropas terrestres.
Así lo dejó caer el vicepresidente Dick Cheney, cuando mencionó por
primera vez el viernes la posibilidad de que entren en acción las
fuerzas especiales terrestres. Consultado por la televisión pública
PBS sobre si el presidente George W. Bush tenía un plan maestro
para la campaña militar, el vicepresidente afirmó que «las
capacidades están en buena medida firmadas de antemano». «Quiero
decir, se sabe que vamos a tener una parte de inteligencia, que
vamos a tener una parte militar que probablemente involucra la
fuerza aérea, y tal vez algunas operaciones especiales con botas en
el terreno», indicó.
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