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Aunque aún no tiene pruebas concretas, la Casa Blanca cree que puede haber una relación entre el saudí Osama Bin Laden y el aumento de casos de ántrax (carbunco) en Estados Unidos, que han desatado una auténtica psicosis nacional. Con el país en máxima alerta ante la posibilidad de que haya más atentados terroristas en los próximos días, el Gobierno comienza a pensar que el envío de bacterias de ántrax a través del correo pueda ser una de las temidas amenazas.

El vicepresidente, Dick Cheney, fue el primero en apuntar a Bin Laden. En declaraciones a la cadena de televisión pública PBS, realizadas en la noche del viernes, Cheney dijo que, aunque «no tenemos pruebas» para relacionar a Bin Laden con el ántrax, la sucesiva aparición, los sucesivos casos aparecidos son «sospechosos». Dijo que las autoridades de EEUU tienen copias de manuales utilizados por la organización de Bin Laden «para entrenar gente sobre cómo producir y utilizar este tipo de sustancias».

Además, las autoridades informaron ayer que las cartas con sustancias en polvo enviadas a la sede neoyorquina de la cadena televisiva NBC y al diario The New York Times, investigadas por si contienen la bacteria del ántrax, procedían de Florida. «Ambos sobres fueron franqueados en Saint Petersburg (Florida), una el 20 de septiembre y otra el 5 de octubre y fueron dirigidas a individuos en ambas compañías», explicó el director del FBI en Nueva York, Barry Mawn.

Mientras tanto, en varios puntos del país han aparecido alarmas, en su mayoría falsas, por sobres recibidos por correo que tienen sustancias sospechosas. Y en Nueva York, decenas de personas, incluidos muchos trabajadores de la cadena de televisión NBC, continuaban ayer acercándose a hospitales y doctores para ser examinados y estar seguros de que no han sido contagiados con la bacteria del ántrax.

La alarma ha alcanzado también a países europeos como Bélgica o Italia. En el primero, varias amenazas de bomba y el descubrimiento de sobres de correo sospechosos -con polvo blanco o marrón- provocaron ayer la alarma en Bruselas, sede de las principales instituciones de la Unión Europea (UE) y de la OTAN. En Italia, el ministro del Interior, Claudio Scajola, declaró que los investigadores tienen elementos que conducen a la conclusión de que la carta recibida en Génova con amenazas de bioterrorismo era «una broma de mal gusto».