Un total de seis palestinos murieron ayer, tres de ellos militantes
del movimiento Al Fatah del presidente palestino, Yaser Arafat, en
una nueva ola de violencia que también se ha saldado con 34 heridos
en los territorios palestinos, donde el Ejército israelí continuó
con sus incursiones. Esta nueva jornada de violencia confirma el
deterioro de la situación tras el asesinato, el miércoles pasado,
del ministro israelí de Turirmo y líder de un partido de extrema
derecha, Rehavam Zeevi. La región de Belén, en el sur de
Cisjordania, donde tres palestinos, entre ellos una mujer, murieron
y otros 28 resultaron heridos, y donde cuatro israelíes, tres de
ellos, militares, fueron alcanzados por francotiradores palestinos,
fue el principal foco de violencia.
A pesar de estos nuevos incidentes, los dirigentes palestinos
expresaron ayer su voluntad de reanudar el diálogo con Israel y
pidieron además «una intervención directa de la comunidad
internacional». Por su parte, el primer ministro israelí, Ariel
Sharon, decidió enviar a EE UU a uno de sus consejeros, Zalman
Shoval, para examinar con los responsables estadounidenses «las
soluciones posibles» al conflicto. Shoval indicó que las recientes
declaraciones de Sharon aceptando la creación de un Estado
palestino en las condiciones planteadas por Israel en materia de
seguridad serían principalmente abordadas durante estas
discusiones.
El Ejército israelí penetró durante la madrugada de ayer en el
sector de Belén tras los disparos, uno de ellos de mortero, contra
el barrio de colonización de Gilo, en Jerusalén este, procedentes
de la vecina localidad de Beit Jala, limítrofe con Belén. En
Ramala, donde el Ejército israelí volvió a ocupar el jueves por la
mañana algunos barrios, un policía palestino murió. Mientras, en la
franja de Gaza, dos palestinos, uno de ellos un niño de 13 años
fallecieron. El niño murió por la explosión de un obús de tanque
israelí con el que estaba jugando, disparado por la mañana y que no
había hecho explosión. Además, un palestino de 21 años que lanzaba
piedras en dirección a los soldados israelíes al este de Gaza
falleció. Estas nuevas muertes elevan a 891 el número de fallecidos
desde que comenzó la Intifada, el 28 de septiembre de 2000, de los
cuales 691 son palestinos y 178 israelíes.
El Ejércitó israelí también estrechó su cerco en torno a las
ciudades de Nablús y de Jenín, en el norte de Cisjordania, según
indicaron fuentes militares. La tensión ha aumentado de forma
brusca tras el asesinato de Rehavam Zeevi y de tres miembros de Al
Fatah, cuya muerte ha sido atribuida por los palestinos a una
operación de liquidación del Ejército israelí. Israel ha rechazado
estas acusaciones, afirmando que las víctimas murieron en la
explosión antes de tiempo de un coche-bomba que preparaban. Por su
parte, Yaser Arafat afirmó el jueves que Israel prepara un intento
de asesinato en su contra, en declaraciones ante diplomáticos
europeos y árabes. «Estos planes israelíes están encaminados sobre
todo a asesinar al presidente palestino en persona y a otros
dirigentes palestinos», precisó.
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