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JUAN RAMÓN ROMERO Un cartero de Washington, al que se ha diagnosticado ántrax pulmonar, se ha convertido en la novena víctima directa del terrorismo biológico, que azota en EE UU al Congreso, los medios de comunicación y los servicios postales. Las pruebas realizadas han confirmado que el empleado postal inhaló bacterias de ántrax, posiblemente las mismas que contenía la carta contaminada que fue enviada al líder del Senado, Tom Daschle.

El empleado, cuyo nombre no ha sido divulgado, trabajaba en las dependencias postales Brentwood, donde se clasifica el correo dirigido al Congreso. Su caso es el tercero de ántrax pulmonar, el primero en Washington, tras los dos registrados en la empresa periodística American Media Inc, de Boca Ratón (Florida), uno de cuyos trabajadores, Bob Stevens, de 63 años, ha muerto.

La variante inhalada es la más peligrosa del carbunco, la enfermedad que provoca el bacilo del ántrax. Esta enfermedad, más común en la forma cutánea, que afecta a la piel, es frecuente en los animales, pero ha sido manipulada desde hace más de 50 años para crear armas biológicas. Los terroristas han hecho de ella su objetivo preferente.

Hasta ayer se han detectado nueve casos de la enfermedad provocada por el ántrax, pero centenares de personas han estado expuestas a las bacterias y están tomando medicamentos en EEUU. Las autoridades han insistido en sus mensajes de que el ántrax no puede contagiarse de persona a persona.