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El Gobierno talibán ordenó ayer una movilización general para hacer frente a eventuales nuevas incursiones terrestres, a la vez que continuaron los combates con la Alianza del Norte y los ataques aéreos, que se cobraron más víctimas civiles.

En una sesión urgente en Kabul del Gabinete talibán, se ordenó la distribución a la población en todo el país de las armas adecuadas para repeler cualquier nuevo desembarco de las fuerzas especiales de la coalición encabezada por Estados Unidos. Se trata de lanzacohetes, ametralladoras pesadas y baterías antiaéreas, según explicó a la Agencia Afghan Press, el ministro de Educación, Amir Jan Mutaqui, quien aseguró que disponen de cantidades suficientes de estas armas para cubrir las necesidades de todo el país. El Gabinete también decidió tomar medidas para proteger mejor las operaciones de las organizaciones humanitarias internacionales en Afganistán, que han sido víctimas de robos y agresiones frecuentes en los últimos días.

Además, apeló nuevamente a los musulmanes del mundo entero a cerrar filas con los talibán, según Mutaqui. Otros representantes de los talibán aseguraron que helicópteros participaron en los ataques de la noche del sábado al domingo contra Kabul y Kandahar, sin que los comandos pudieron desembarcar ya que los defensores lo impidieron.

Asimismo, el régimen extremista asegura haber derribado un nuevo helicóptero militar estadounidense y matado a «entre 20 y 25 de sus ocupantes», según el canal de televisión por satélite «Al Yazira». El aparato cayó cerca de la frontera con Pakistán.