(WASHINGTON)
Dispuesto a intensificar su ofensiva contra el terrorismo dentro
del país, el Gobierno estadounidense anunció que usará «de forma
inmediata» los amplios poderes que le otorga la nueva ley
antiterrorista, aprobada ayer por el Senado. La legislación da a la
policía mayores atribuciones para la intervención de líneas
telefónicas, el seguimiento de conversaciones y comunicaciones por
internet y los allanamientos secretos en los domicilios de
sospechosos, y abre «una nueva era en la lucha contra el
terrorismo», según el fiscal general, John Ashcfrot.
«Vamos a usar todas las armas bajo la Constitución y la ley para
proteger la vida y aumentar la seguridad», afirmó. «En el momento
en que sea efectiva, instruiré a las 94 oficinas de fiscales
federales y las 56 oficinas de campo del FBI para que apliquen de
forma inmediata esta amplia legislación», dijo Ashcroft en una
intervención pronunciada ayer ante la Conferencia de Alcaldes. El
fiscal general añadió que, dentro del uso de todos los recursos
legales, también se van a aplicar de forma estricta las leyes de
inmigración y cualquier arma legal al alcance del Gobierno. «Si
alguien permanece (en Estados Unidos) más tiempo del que marcan sus
visados, lo arrestaremos; si alguien viola una norma local, le
arrestaremos», avisó.
La ley antiterrorista fue aprobada en el Senado por una
abrumadora mayoría de 98 votos a favor y sólo uno en contra, el del
demócrata Russ Feingold, quien consideró que el texto «no tiene un
justo equilibrio entre el aumento de poderes para las autoridades y
la protección de los derechos fundamentales». Numerosas
organizaciones de defensa de los derechos civiles temen que las
autoridades usen los nuevos poderes para investigar de forma ilegal
a personas o grupos que ejerzan su libertad de expresión para
opinar en contra del Gobierno.
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