Soldados israelitas inspeccionan la zona del ataque al autobús.

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AGENCIAS-JERUSALÉN La violencia en Oriente Medio se cobró ayer las vidas de diez palestinos y de diez israelíes a pesar del plazo de 48 horas de calma que pidió el enviado especial de EEUU, Anthony Zinni, y que ambas partes aceptaron para que éste no cancelara su misión de paz. El último de esta jornada sangrienta fue un ataque combinado de un grupo armado vinculado al movimiento de Al Fatá, del presidente palestino, Yaser Arafat, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, cometido conjuntamente con el brazo armado de Hamás, las Brigadas Ezzedin al-Qassam, según un comunicado. Testigos presenciales dijeron que el ataque, en la zona industrial del asentamiento, comenzó con una fuerte explosión a la que siguieron otras de menor potencia, al parecer por el lanzamiento de varias granadas de mano.

A continuación los atacantes, uno de los cuales fue abatido por fuerzas militares israelíes, abrieron fuego con armas automáticas contra el autobús y contra un vehículo privado que iba detrás, para esperar después a los equipos de rescate y abrir fuego también contra ellos, lo que retrasó la evacuación de las víctimas. Fuentes hospitalarias informaron de que al menos 10 israelíes murieron y más de 30 resultaron heridos, cuatro de ellos en estado crítico. El gran número de heridos se debió, según fuentes militares, a que el autobús no era blindado, a diferencia de otros que emplean los colonos por los territorios ocupados.

El atentado en Emanuel coincidía con otro en una carretera en la franja de Gaza, en el que tres colonos de Nevé Dekalim resultaron heridos cuando dos suicidas palestinos del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) se abalanzaron sobre sus coches y detonaron los artefactos que llevaban adosados al cuerpo, causándose su propia muerte. «Estos atentados son al parecer la respuesta de Yaser Arafat y de su Autoridad Nacional Palestina (ANP) al pedido del general Zinni de 48 horas de cese de fuego», dijo a EFE Emanuel Najshón, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. «El único lenguaje que entiende Arafat y su ANP es el lenguaje del terrorismo y de la muerte», agregó el portavoz israelí.

Pero también los palestinos probaron ayer de esta sangrienta jornada, ya que además de los suicidas y de uno de los atacantes en el asentamiento de Emanuel, otros siete fueron abatidos por las fuerzas israelíes en una serie de operaciones militares en la Franja de Gaza y Cisjordania. Cuatro de estos siete palestinos murieron en la madrugada del martes al miércoles en un ataque israelí con cohetes contra la localidad de Jan Yunes, en la franja de Gaza, y otros tres fueron abatidos horas después por helicópteros israelíes, no lejos de allí, tras lanzar seis proyectiles de mortero contra uno de los asentamientos judíos en el bloque de Gush Katif.

El primer ministro israelí ya convocó a su minigabinete de seguridad, lo que anuncia ya nuevas órdenes al Ejército israelí para una contundente respuesta contra la ANP. Por otro lado, El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yaser Arafat, ordenó ayer al cierre de todas las oficinas de los grupos integristas islámicos HAMAS y Yihad Islámica en las zonas autónomas de Cisjordania y Gaza. Casi al mismo tiempo, cazabombarderos de la Fuerza Aérea de Israel bombardeaban un gran complejo de organismos de seguridad palestinos, llamado Ansar 2, en la ciudad de Gaza. Los aparatos israelíes también bombardearon objetivos palestinos en la ciudad cisjordana de Naplusa.