Con la Declaración de Laeken, adoptada ayer en la cumbre de Laeken,
por el Consejo Europeo, los gobernantes de la UE pretenden
«enmarcar» las cuestiones constitucionales que debería estudiar la
Convención, pero serán los Quince quienes tomen las decisiones
finales. La Convención, formada por representantes de los gobiernos
de la UE, los parlamentos nacionales, la Comisión Europea y el
Parlamento Europeo, echará a andar el 1 de marzo de 2002 y durante
algo más de un año debatirá de manera pública y democrática sobre
la próxima reforma de la Unión prevista para 2004. Tras los
desengaños de Maastricht (1991), Amsterdam (1997) y Niza (2000),
los líderes se comprometieron a cambiar de método a la hora de
decidir la próxima reforma de las instituciones europeas.
El ex presidente francés Valéry Giscard d'Estaing presidirá el
nuevo foro europeo lanzado ayer por la cumbre de Laeken, cuyos
trabajos podrían desembocar en la primera Constitución de la Europa
unida. Los líderes de la UE se pusieron de acuerdo sobre la
designación del veterano político centrista, de 75 años, para
dirigir la nueva «Convención sobre el futuro de Europa», cuyo
mandato y composición definieron en la llamada «Declaración de
Laeken». José María Aznar declaró «no tener inconveniente» en
apoyar al canditado francés habida cuenta de que su preferido,
Amato, dejaba de ser candidato.
Uno de los puntos complejos fue la decisión sobre la composición
del comité director, que deberá arropar a Giscard. Además de él y
los dos vicepresidentes, estará integrado por los representantes de
los tres gobiernos que ejercerán la presidencia de turno de la UE
durante los trabajos de la Convención, es decir, España, Dinamarca
e Irlanda, por dos representantes de los parlamentos nacionales,
dos del Parlamento Europeo y dos de la Comisión. España contará
pues con dos puestos en el «presidium», ya que además del
representante gubernamental se da por descontado que uno de los dos
delegados del PE será el eurodiputado popular Iñigo Méndez de Vigo,
co-ponente de la Eurocámara sobre el futuro de Europa.
Por otro lado los jefes de Estado y de gobierno de la Unión
Europea (UE) declararon al término de la cumbre la operatividad de
la política europea de seguridad y defensa, en virtud de la cual
preparan una fuerza de gestión de crisis de 60.000 hombres para
2003, sin el acuerdo de Grecia por sus problemas con Turquía. En
sus conclusiones, el Consejo Europeo se declaró «en medida de
llevar a cabo operaciones de gestión de crisis». «El desarrollo de
medios y capacidades a su disposición permitirá a la UE asumir
progresivamente operaciones cada vez más complejas», estiman.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.