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AFP/EFE-BUENOS AIRES Argentina utilizará todos los bienes del Estado para apoyar la nueva moneda, el argentino, que será utilizada como «tercera moneda» a partir de enero, anunció anoche el presidente, Adolfo Rodríguez Saá. «La nueva moneda contará con el apoyo de todos los bienes de la Nación, con las tierras del Estado, los inmuebles, las propiedades, la Casa Rosada, el Congreso y las Embajadas de la República Argentina», aseguró Rodríguez Saá durante su intervención ante la Confederación General del Trabajo (CGT). Sin embargo, Rodríguez Saá hizo referencia a «obstáculos de todo tipo» para la puesta en marcha de esta nueva moneda, especialmente las dificultades para imprimirla.

La próxima emisión de una tercera moneda de curso legal en Argentina ha causado gran incertidumbre y desconfianza, a pesar de que el Gobierno prometió una «salida ordenada» de la convertibilidad de un peso por dólar. Desde el viernes pasado, por tercer día hábil consecutivo, rigió ayer una feria parcial que prohíbe la transferencias de fondos entre bancos, que sólo pagan salarios y cobran servicios, mientras que permanecen suspendidas las operaciones cambiarias. El Banco Central argentino anunció ayer que prolonga el 'feriado' hasta el día dos de enero.

Estas medidas, dictadas por el Banco Central, se van a prolongar el resto de la semana, según dieron a entender las autoridades. Mientras, dirigentes del sector mercantil confirmaron que la semana pasada muchos comerciantes habían aumentado los precios entre el 20 y 25 por ciento en previsión de una devaluación del peso, pero después anularon esos ajustes en medio de un clima de incertidumbre.

El presidente de la federación de cámaras de comercio, Rubén Manusovich, se pronunció ayer en contra de la creación de la nueva moneda por considerar que ello «genera incertidumbre en los mercados», ya que no se sabe qué valor tendrá el «argentino» respecto al peso y al dólar, y si logrará mantenr la paridad. Manusovich destacó que en los últimos días hubo aumentos de los precios que después fueron dejados sin efecto, lo cual podría volver a repetirse en vista de la desconfianza de los comerciantes.