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EUROPA PRESS-AFGANISTÀN Un ciudadano británico se encuentra entre los 20 talibán y miembros de la red terrorista Al Qaeda que fueron trasladados anteayer a la base estadounidense de Guantánamo, en Cuba, según confirmaron ayer fuentes del Foreign Office. Las fuentes aseguraron que las autoridades estadounidenses les han informado que un ciudadano británico ha sido trasladado a la base, aunque los oficiales británicos están aún intentando confirmar su identidad. Ante los temores surgidos respecto a las condiciones en que se encuentran los detenidos, el portavoz del Foreign Office ha indicado que «estamos pidiendo acceso y garantías sobre el trato que reciben».

Los prisioneros recibirán cada uno un ejemplar del Corán, según indicó un responsable militar estadounidense. Considerados muy peligrosos por Estados Unidos, los prisioneros, talibán o miembros de la red terrorista Al Qaeda, han sido llevados a pequeñas celdas rodeadas de grandes medidas de seguridad, si bien no han sido puestos en aislamiento. «A la mayoría tenemos la intención de tratarles de manera razonable conforme a la Convención de Ginebra», indicó ayer el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, respecto a los detenidos, de los que no se ha comunicado ni la identidad ni su nacionalidad.

Por otro lado, aviones estadounidenses bombardearon de nuevo las cercanías de Zhawar, en la provincia de Paktia, al este de Afganistán, indicó la agencia Afghan Islamic Press (AIP). Según la agencia, que citó a testigos, los aparatos estadounidenses realizaron bombardeos masivos cerca de esta ciudad, situada en la región de Jost, y muchos residentes se vieron obligados a huir.

Tales informaciones no pudieron ser confirmadas con fuentes independientes. La región de Zhawar fue objeto de ataques aéreos desde el 3 de enero, tras el descubrimiento de indicios de que la base de Zhawar sirvió como punto de reunión para combatientes de la red de Osama bin Laden. La base de Zhawar fue atacada con misiles de crucero estadounidenses en 1998, en respuesta a los atentados contra las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania ese mismo año, de los cuales Washington acusó a Bin Laden.