El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, aseguró ayer que «no
cambiará jamás» su política sobre Cachemira, anunció la
ilegalización de los dos grupos islámicos acusados de atentar
contra el Parlamento indio, al tiempo que aseguró que no entregará
a los terroristas reclamados por Nueva Delhi. Musharraf advirtió a
la India que no cruce la frontera porque su país responderá con
toda su fuerza, al tiempo que anunció la ilegalización de dos
grupos islámicos de Cachemira. Musharraf dijo «por favor, no traten
de cruzar la frontera», en un discurso a la nación difundido por la
televisión y encaminado a reducir las tensiones con la India, que
el viernes dijo tener su Ejército «preparado» para la guerra.
Musharraf anunció la ilegalización de los grupos militantes
islámicos «Lashkar-e-Toiba» y «Jaish-e-Mohammad», a quien la India
acusa de haber llevado a cabo un ataque contra el Parlamento
federal el 13 de diciembre, atentado que disparó las tensiones
entre los dos países vecinos y potencias atómicas que han librado
tres guerras. El también jefe del Gobierno castrense aprovechó su
discurso a la nación para subrayar la posición paquistaní sobre la
región himalaya de Cachemira, controlada parcialmente por Pakistán
y la India y que ambos países reclaman para sí.
Pakistán, aseguró Musharraf, seguirá prestando apoyo «moral y
diplomático» a los cachemiríes que luchan por la secesión de la
India de la Cachemira bajo su control, donde la revuelta de los
militantes islámicos causó mas de 34.000 muertos desde 1989.
Subrayó, no obstante que su Gobierno rechaza cualquier forma de
terrorismo, que Pakistán no será utilizado para llevar a cabo actos
terroristas e invitó al primer ministro indio, Atal Bihari
Vajpayee, a resolver pacíficamente y mediante el diálogo sus
diferencias sobre la disputada región. Siguiendo la línea de los
anteriores Gobiernos paquistaníes, Musharraf invitó a la India a
buscar una solución a ese contencioso «de acuerdo con los deseos de
la población cachemirí y las resoluciones de la ONU».
Musharraf descartó entregar a la India a los 20 militantes
islámicos, algunos de ellos extranjeros, a quienes Nueva Delhi
culpa de fomentar el terrorismo separatista en la Cachemira bajo su
control. Respecto a los extremistas extranjeros dijo que «no les
hemos dado asilo. Tomaremos las medidas apropiadas». El discurso,
que era esperado con gran interés, ha sido acogido con satisfacción
tanto por Washington, como por Moscú y la Unión Europea, que lo
consideran un rechazo al terrorismo. Horas antes, la policía
paquistaní arrestó a más de 350 extremistas islámicos. En la India,
mientras tanto, a falta de una reacción oficial al discurso, los
partidos políticos reaccionaron a la alocución con moderado
optimismo o decepción, según la orientación ideológica.
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