La detención el martes por la noche del secretario general del
Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Ahmed
Saadat, por parte de los servicios de seguridad de la Autoridad
Nacional ha provocado las airadas reacciones de las organizaciones
radicales palestinas. Tanto el propio Frente Popular como las
organizaciones islamistas emitieron comunicados de condena y
amenazaron con eventuales represalias. El Gobierno israelí
reaccionó con escepticismo ante el arresto y afirmó que no es
suficiente para que el presidente palestino, Yaser Arafat, recupere
su libertad de movimientos.
En un incidente aislado dentro de una jornada relativamente
tranquila, un ciudadano palestino de Jerusalén fue objeto de una
emboscada de carretera, que aparentemente tenía como objetivo
asesinar a un ciudadano israelí, lo que eleva a cuatro el número de
víctimas en ataques de estas características durante los últimos
tres días.
Unas trescientas personas se manifestaron frente al Mukata, el
complejo de oficinas del gobernador de Ramala, en donde se
encuentra confinado Yaser Arafat, para protestar contra la
detención del secretario general del FPLP. Desde Damasco (Siria),
la dirección política del FPLP en el exilio emitió un comunicado de
condena en el que calificó el arresto de «paso peligroso tomado por
la Autoridad Nacional Palestina». Asimismo, desde Ramala, la
dirección en el interior emitió otro afirmando que «esta medida es
extremadamente peligrosa para la situación interna palestina y para
las relaciones entre el FPLP y la ANP, ya que constituye un
indicador flagrante del grado de su aceptación de los dictados
israelíes y amenaza con llevar una confrontación total» entre los
palestinos.
La detención de Saadat era una de las precondiciones impuestas
por el primer ministro israelí, Ariel Sharon, para revocar el
confinamiento de Arafat. Además, Sharon reclamó la detención del
número dos de la organización Yihad Olmei y de los dos presuntos
ejecutores del asesinato del ministro israelí de turismo, Rajavam
Zeevi, que tuvo lugar el pasado 17 de octubre. El escepticismo
mostrado por el portavoz del Gobierno, Raanán Guisín, que definió
el arresto como «virtual», hace presagiar que Arafat seguirá
enclaustrado en Ramala, donde recibirá al ministro español de
Exteriores, Josep Piqué, hasta que cumpla todas precondiciones para
recuperar su libertad de movimientos.
Por su parte, Las organizaciones integristas Yihad Islámica y
Hamas se manifestaron ayer a favor de continuar realizando acciones
violentas contra Israel en una reunión de grupos radicales que tuvo
lugar en Damasco. Desde la capital siria, ambas demandaron la
intensificación de los ataques en respuesta a las medidas
represivas de la Autoridad, en especial por la detención de Saadat.
«Los fusiles del pueblo palestino seguirán apuntando al agresor
sionista. Las fuerzas de nuestro pueblo tienen el legítimo derecho
a resistir», indicaba un comunicado del Movimiento de Resistencia
Islámica Hamas.
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