Aznar compareció ante el Parlamento Europeo para enumerar esas
prioridades y se comprometió a acudir ante la Cámara en dos
ocasiones más, lo que fue elogiado por los representantes de los
grupos parlamentarios. Ante ellos, el presidente de turno de la UE
situó como principal prioridad la lucha contra el terrorismo e
instó a profundizar en el Plan de acción comunitario contra ese
problema para evitar la existencia de cualquier «santuario del
terror» en el interior de las fronteras comunitarias. Además,
rechazó cualquier tipo de diálogo con los terroristas y dijo que
pedirlo y, a la vez, no condenar sus acciones supone «un insulto a
las víctimas». En este sentido, aseguró que no existen diferencias
entre ETA y Bin Laden.
El diálogo había sido planteado por el peneuvista Jo Ortundo,
quien acusó al Gobierno de Aznar de no importarle «aliarse con
Batasuna» para someter a «un estado de sitio» al Ejecutivo vasco.
También el eurodiputado de Batasuna Koldo Gorostiaga "en inglés"
pidió a Aznar que explicase si era partidario de avanzar en una
solución del «conflicto vasco». Aznar consideró necesaria una mayor
cooperación antiterrorista y un diálogo en esa dirección con
Estados Unidos y Rusia, y dijo que se propone que esa lucha se
convierta en un objetivo de la política europea de seguridad y
defensa.
Aznar, en respuesta a algunas intervenciones que advertían de
que en esa lucha se pusieran en peligro algunas libertades y
derechos, defendió por encima de todo la garantía del Estado de
Derecho e instó a no olvidar que las acciones terroristas van
dirigidas contra ese sistema. Al enumerar otras de sus prioridades,
Aznar insistió en el «éxito común» que ha supuesto el euro y el
«punto de partida» que representa para nuevas metas. Reiteró
también la defensa de la ampliación y aseguró que cree en la
«Europa integrada y de la diversidad», aunque afirmó que comprende
a los que piensan que una Europa más integrada va a acabar con los
Estados nacionales.
Los eurodiputados españoles de PNV, CIU, BNG, ERC, PA y Batasuna
reclamaron una mayor participación de las regiones en la toma de
decisiones en la UE. Aznar, tras instar a «preservar» esa Europa,
explicó que será cada Estado el que tenga que ajustar
democráticamente su distribución de competencias con las regiones y
pidió que no se confundan los «prismas» ni se cambie algo que ha
dado garantías de prosperidad. Las reformas económicas que
centrarán el Consejo Europeo de Barcelona con el horizonte del
pleno empleo y la futura reforma institucional de la UE fueron
otras de las prioridades.
Aznar defendió también el diálogo con Iberoamérica y se refirió
a la situación argentina, así como al proceso de paz en Oriente
Medio y al Mediterráneo. En el turno reservado a los portavoces de
los grupos intervino el jefe de filas de los socialistas europeos,
el español Enrique Barón, quien animó a Aznar a no «apuntarse todos
los éxitos posibles» y a «sembrar» antes de querer «cosechar». El
presidente del grupo popular europeo, Hans-Gert Poettering,
garantizó el apoyo contra el terrorismo. El líder del grupo
liberal, Graham Watson, subrayó que el terrorismo «no es una guerra
convencional», al tiempo que dijo que el programa de la presidencia
española de la UE «es un poco castellano».
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