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MARÍA PEÑA-WASHINGTON Kenneth Lay, el presidente de la empresa Enron cuya bancarrota se ha visto seguida de un creciente escándalo con posibles implicaciones políticas, presentó ayer su dimisión. Lay presentó su renuncia más de un mes después de que, el pasado 2 de diciembre la empresa anunciase su quiebra, lo que ha llevado a la ruina a miles de empleados, accionistas e inversores.

El escándalo de Enron amenaza tanto a republicanos como a demócratas, pues esta empresa fue una de las que más aportó a las campañas electorales de los políticos estadounidenses, entre ellos del actual presidente Bush. La Casa Blanca ha reconocido varios contactos de sus miembros con ejecutivos de Enron en la época inmediatamente anterior a que la empresa declarase la bancarrota, en medio de crecientes denuncias de que la compañía trató de influir en la política energética de este país y después de lograr la ayuda del Gobierno ante sus dificultades financieras.

Las acciones de Enron han pasado, en apenas un año, de costar 99 dólares a menos de un dólar, pero sus directivos, que conocían la verdadera situación de la empresa, se desprendieron de las acciones con anterioridad a declarar la quiebra. En una declaración, Lay explicó ayer que su decisión de dimitir como presidente se ha producido de acuerdo con el comité de acreedores de la empresa.