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JOSÉ MANUEL SANZ-BRUSELAS Alemania, la primera economía de la zona euro, logró evitar ayer lo que habría sido una amonestación histórica de sus socios de la UE, en pleno año electoral, por el preocupante deterioro de sus finanzas públicas. El pulso (las presiones) mantenido en las últimas tres semanas entre Berlín y Bruselas se resolvió ayer con una decisión «unánime» de los ministros de Economía y Finanzas comunitarios de cerrar anticipadamente el procedimiento de alerta temprana contra Alemania a cambio de una promesa renovada de disciplina fiscal por parte de Berlín.

«Lo importante son los compromisos contraídos. El procedimiento de la alerta rápida no es un fin en sí mismo», manifestó a la prensa el vicepresidente segundo del Gobierno español, Rodrigo Rato, quien presidió la reunión del Consejo Ecofín. Portugal, con una evolución en 2001 igualmente preocupante de su déficit público, también logró evitar la amonestación formal del Consejo de la UE, al quedar su suerte ligada desde el principio al trato que decidieran dispensar los Quince al gigante alemán.

En vísperas de la reunión, Finlandia, Holanda, Bélgica y Austria se habían manifestado en contra de dispensar a Alemania un trato que pudiera interpretarse como de favor. Se da la circunstancia de que hace exactamente un año, día por día, el Ecofín dirigía a Irlanda una seria advertencia, la primera de la historia, por incumplir las directrices macroeconómicas de la UE en lo relativo al control de las presiones inflacionistas. El caso no admite la comparación, dejó claro el vicepresidente Rato, porque en aquella ocasión el gobierno irlandés no aceptó el análisis de sus socios, mientras que ahora Alemania (y también Portugal) han aceptado desde el principio el diagnóstico de Bruselas, aunque discreparan sobre el procedimiento.

Alemania contaba con apoyos suficientes para bloquear la recomendación de Bruselas, lo que de haberse producido habría dividido a la UE en un asunto capital como es la interpretación del Pacto de estabilidad del euro. La presidencia española de la UE y los juristas del Consejo de ministros pusieron a punto una declaración que ha evitado someter a un voto la alerta rápida y ha preservado finalmente la unanimidad, a cambio del compromiso de Alemania y Portugal de que corregirán las desviaciones de sus déficit.

Al final también el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, promotor de la alerta rápida, se declaró conforme con la decisión de los ministros, porque, a pesar de no haber seguido su recomendación, «responde a las preocupaciones expresadas por la Comisión» el 30 de enero. A juicio de Solbes «el Pacto de estabilidad no se ha visto afectado y sigue en vigor en sus elementos tanto preventivo (alerta rápida) como disuasorio (multas)». Especialmente decisivo ha resultado el compromiso del Gobierno alemán de mantener el objetivo de alcanzar en 2004 una situación presupuestaria de equilibrio o cercana al equilibrio, aunque ello requiera medidas de ajuste adicionales.