Alemania, la primera economía de la zona euro, logró evitar ayer lo
que habría sido una amonestación histórica de sus socios de la UE,
en pleno año electoral, por el preocupante deterioro de sus
finanzas públicas. El pulso (las presiones) mantenido en las
últimas tres semanas entre Berlín y Bruselas se resolvió ayer con
una decisión «unánime» de los ministros de Economía y Finanzas
comunitarios de cerrar anticipadamente el procedimiento de alerta
temprana contra Alemania a cambio de una promesa renovada de
disciplina fiscal por parte de Berlín.
«Lo importante son los compromisos contraídos. El procedimiento
de la alerta rápida no es un fin en sí mismo», manifestó a la
prensa el vicepresidente segundo del Gobierno español, Rodrigo
Rato, quien presidió la reunión del Consejo Ecofín. Portugal, con
una evolución en 2001 igualmente preocupante de su déficit público,
también logró evitar la amonestación formal del Consejo de la UE,
al quedar su suerte ligada desde el principio al trato que
decidieran dispensar los Quince al gigante alemán.
En vísperas de la reunión, Finlandia, Holanda, Bélgica y Austria
se habían manifestado en contra de dispensar a Alemania un trato
que pudiera interpretarse como de favor. Se da la circunstancia de
que hace exactamente un año, día por día, el Ecofín dirigía a
Irlanda una seria advertencia, la primera de la historia, por
incumplir las directrices macroeconómicas de la UE en lo relativo
al control de las presiones inflacionistas. El caso no admite la
comparación, dejó claro el vicepresidente Rato, porque en aquella
ocasión el gobierno irlandés no aceptó el análisis de sus socios,
mientras que ahora Alemania (y también Portugal) han aceptado desde
el principio el diagnóstico de Bruselas, aunque discreparan sobre
el procedimiento.
Alemania contaba con apoyos suficientes para bloquear la
recomendación de Bruselas, lo que de haberse producido habría
dividido a la UE en un asunto capital como es la interpretación del
Pacto de estabilidad del euro. La presidencia española de la UE y
los juristas del Consejo de ministros pusieron a punto una
declaración que ha evitado someter a un voto la alerta rápida y ha
preservado finalmente la unanimidad, a cambio del compromiso de
Alemania y Portugal de que corregirán las desviaciones de sus
déficit.
Al final también el comisario de Asuntos Económicos y
Monetarios, Pedro Solbes, promotor de la alerta rápida, se declaró
conforme con la decisión de los ministros, porque, a pesar de no
haber seguido su recomendación, «responde a las preocupaciones
expresadas por la Comisión» el 30 de enero. A juicio de Solbes «el
Pacto de estabilidad no se ha visto afectado y sigue en vigor en
sus elementos tanto preventivo (alerta rápida) como disuasorio
(multas)». Especialmente decisivo ha resultado el compromiso del
Gobierno alemán de mantener el objetivo de alcanzar en 2004 una
situación presupuestaria de equilibrio o cercana al equilibrio,
aunque ello requiera medidas de ajuste adicionales.
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