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AGENCIAS-JERUSALÉN El primer ministro israelí, Ariel Sharon, revocó ayer el confinamiento forzoso al que había sometido al presidente palestino, Yasir Arafat. Esta medida, orientada a facilitar la misión diplomática del enviado especial de los Estados Unidos, Anthony Zinni, provocó críticas contra Sharon desde dentro de su propio partido y desde los partidos de extrema derecha de su Gobierno de unidad nacional. Entretanto, el Ejército continuó ayer con sus operaciones en la ciudad autónoma de Kalkilia, y los campos de refugiados de Dejeishe en Cisjordania y El Bureij en la Franja de Gaza. En el transcurso de estas operaciones y de otros incidentes aislados con el Ejército israelí murieron ocho palestinos a lo largo del día.

La Oficina del Primer Ministro emitió un comunicado oficial confirmando lo que previamente había anunciado Ariel Sharon, esto es, que levantaba el confinamiento forzoso al que había sometido a Yasir Arafat durante los últimos tres meses y medio. Una vez que sus servicios de seguridad detuvieron al último de los sospechosos del asesinato del titular israelí de turismo, Rejavam Zeevi, el primer ministro «ha decidido no restringir más los movimientos de Yasir Arafat dentro de los territorios de la Autoridad Palestina», indicó el comunicado. No obstante, el asesor de Sharon en el ámbito de las relaciones exteriores, Danny Ayalon, aseguró que para poder desplazarse al extranjero, Arafat deberá pedir un permiso especial al Gobierno israelí, y dio a entender que la concesión o no de éste dependerá de la evolución de los acontecimientos.

De esta forma la asistencia del rais palestino a la cumbre de la Liga Àrabe a celebrar en Beirut a finales de este mes, seguirá siendo una incógnita hasta el último momento. En este sentido, el director de gabinete del primer ministro israelí, Ariel Sharon, se burló ayer del levantamiento del bloqueo impuesto al presidente palestino, Yasir Arafat, al asegurar que a partir de ahora podrá pasar «de una jaula a otra», según la televisión israelí. Esta noticia fue recibida con frialdad por el ministro palestino de Información y Cultura, Yasir Abed Rabbo, quien la calificó de poco relevante, argumentando que «lo que realmente necesitamos es que el gobierno israelí pare inmediatamente sus crímenes y masacres contra el pueblo palestino, y acabe de una vez con el bloqueo que hemos tenido que sufrir durante los últimos 18 meses».

Ante esta situación, el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, dijo en una entrevista que la conducta del ejército israelí, al hacer redadas contra militantes en campos de refugiados en Cisjordania, es equivalente a «un nuevo racismo nazi». El ejército de Israel rechazó la acusación al considerarla «obscena y absurda». «¿Vieron lo que les pusieron a los detenidos del campo de refugiados de Tulkarm? ¿Esos números en sus brazos?», preguntó Arafat a la televisión de Abu Dhabi al referirse al operativo de tres días en el campamento cisjordano, durante el cual Israel detuvo la semana pasada a cientos de palestinos sospechosos de pertenecer a grupos militantes.