El asesinato la noche del martes del economista Marco Biagi,
colaborador del ministro italiano del Trabajo e implicado en una
polémica reforma laboral, hace temer el retorno del terrorismo
interno y revivir el miedo de los llamados «años de plomo», tanto
más tras conocerse que el atentado ha sido reivindicado por una
llamada anónima que hablaba en nombre de las Brigadas Rojas, el
grupo terrorista que actuó en Italia a lo largo de los años setenta
y ochenta. Bastaron dos disparos a quemarropa para liberar todos
los fantasmas. Marco Biagi, nacido en Bolonia en 1950, considerado
uno de los más prestigiosos expertos europeos de derecho laboral,
profesor universitario y estrecho asesor del ministro italiano para
el Estado de bienestar social, Roberto Maroni, fue asesinado la
noche del martes justo enfrente de su domicilio por dos hombres que
se acercaron en motocicleta. Biagi estaba comprometido en un
polémico proyecto de reforma laboral al que se oponían los
sindicatos y los partidos de izquierda.
Y es que el asesinato de Biagi se ha producido en un clima de
tensión que envuelve en Italia la reforma laboral promovida por el
Gobierno y contra la que los sindicatos confirmaron ayer su campaña
de movilizaciones. A pesar de que el atentado ha sido condenado con
contundencia por todas las centrales sindicales, éstas confirmaron
su proyecto de huelga general y manifestaciones para tratar de
frenar la reforma laboral del Ejecutivo conservador que preside
Silvio Berlusconi. Los líderes de los principales sindicatos "Cgil,
Cisl y Uil" reunidos en Roma, anunciaron ayer la convocatoria
unitaria para el próxima día 27 de una marcha en la capital
italiana en la que el mundo del trabajo mostrara su repulsa a la
violencia terrorista.
Marco Biagi o el 'professore', como se le conocía, murió cuando
regresaba en bicicleta a su casa para cenar, donde le esperaban la
mujer y dos hijos, tras impartir una de sus clases en la
Universidad de Módena. Inmediatamente, toda Italia, desde la
izquierda hasta la derecha, reaccionó. Desde los líderes sindicales
hasta el Papa Juan Pablo II, toda la sociedad civil y política
italiana ha condenado el asesinato. El Gobierno de Silvio
Berlusconi calificó el asesinato, nada más conocer la noticia, de
«acto gravísimo» y afirmó que su homicidio significa el regreso del
terrorismo político a Italia. El ministro del Interior, Claudio
Scajola, que se encontraba de visita oficial en Estados Unidos,
regresó inmediatamente a Italia.
Las Brigadas Rojas se atribuyeron ayer con una llamada
telefónica anónima el asesinato de Biagi. «Somos las Brigadas
Rojas. Reivindicamos el atentado del profesor Biagi. Habrá otro
comunicado», se limitó a decir un hombre adulto, que hablaba sin
ningún acento dialectal, en una llamada telefónica que llegó a las
16:28, hora española, a la central del diario de Bolonia 'Resto del
Carlino'. De momento, la Policía de investigación que se ocupa del
caso no ha hecho ningún comentario sobre la autenticidad de la
llamada.
En todo caso, ya ha trascendido que el arma utilizada en el
asesinato es similar a la utilizada hace casi tres años en el
homicidio por parte de las Brigadas Rojas de otro experto laboral,
Massimo D'Antona, según un comunicado oficial de la Fiscalía de
Roma, citado por la agencia de prensa Ansa, basado en los primeros
peritajes efectuados por los carabineros. El asesinato de Biagi ha
abierto las puertas a los fantasmas de los «años de plomo». Durante
los años setenta y ochenta, Italia sufrió una larga serie de
atentados provocados por grupos de extrema derecha e izquierda que
costaron la vida a cientos de personas.
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