Los palestinos comenzaron ayer a remover escombros en el campo de
refugiados de Jenín en un escenario que el enviado especial de la
ONU, Terje Larsen, describió como «tan impactante que supera lo
imaginable». Larsen visitó el campamento de refugiados de Jenín,
donde hasta hace unas dos semanas residían 14.000 palestinos, para
constatar las denuncias de la ANP sobre que el Ejército israelí
llevó allí a cabo una «auténtica masacre». El diplomático noruego,
principal figura institucional del sistema de Naciones Unidas en
Oriente Próximo, abandonó su talante moderado y calificó sus
impresiones del campo de refugiados de Jenín como «un horror que
supera el entendimiento humano».
La visita se produjo horas antes de que el Consejo de Seguridad
de la ONU estudie en Nueva York, por cuarta ocasión en un mes, el
conflicto de Oriente Medio, esta vez con un durísimo informe en
mano sobre las violaciones de derechos humanos por parte de Israel.
«Creo que puedo hablar en nombre de toda la delegación de la ONU y
decir que estamos conmocionados», decía Larsen mientras recorría el
centro de lo que hasta hace unas dos semanas era el campo de
refugiados.
Viviendas pulverizadas por excavadoras y edificios derrumbados
hasta los cimientos es el trágico panorama que ayer presenció el
enviado especial de la ONU al caminar por montañas de escombros. El
Ejército israelí ha alisado los terrenos del centro del campo de
refugiados, según pudieron constatar delegados de la ONU. «Parece
como si la zona hubiera sufrido un terremoto, y se siente un
continuo hedor a muerte», afirmaba consternado el enviado especial.
Larsen, que pudo ver también los restos de uno de los 14 muertos
recobrados a lo largo de la jornada, los de un niño de 12 años,
agregó: «Evidentemente aquí hay muchísimos más cadáveres».
Indignado por la actitud del Ejército israelí, que prohibió el
acceso de ambulancias y otros servicios de emergencia durante once
días, Larsen se lamentó de las vidas que podrían haberse salvado.
«Es moralmente repugnante que (el Ejército israelí) no dejara
entrar a organismos internacionales, que tal vez hubieran podido
salvar a heridos», agregó. Poco después, el secretario general de
la ONU, Kofi Annan, pidió al Consejo de Seguridad el envío de una
fuerza internacional «suficientemente grande» a los territorios
palestinos tras conocer el horror causado por el Ejército de
israelí en el campamento de refugiados de Jenín.
Annan, que pidió que las tropas internacionales dispongan del
uso de la fuerza para cumplir su objetivo de poner fin a la
violencia, en un breve y desolador mensaje al Consejo de Seguridad
explicó que sus enviados en los territorios palestinos ilegalmente
ocupados por Israel se conmocionaron por lo que habían visto en
Jenín.
Bush: «Sharon es un hombre de paz»
El presidente estadounidense, George Bush, aseguró ayer que el
primer ministro israelí, Ariel Sharon, es un «hombre de paz», que
éste acepta la creación de un Estado palestino independiente y que,
de hecho, ha proporcionado un calendario de retirada de su Ejército
de las ciudades palestinas ocupadas en las últimas semanas que
hasta el momento está cumpliendo. Israel «demostró que respondió» a
las peticiones de Washington para el inicio del repliegue de sus
tropas, dijo Bush, quien destacó que ese país debe concluir la
retirada de Cisjordania. Señaló que Sharon comenzó la retirada
«rápidamente» después de nuestra petición, y añadió que «me
presentó un calendario y está cumpliéndolo» por ahora. En cuanto a
la parte palestina, afirmó que «Arafat condenó el terrorismo y lo
haremos responsable» si no emprende acciones contra el terrorismo
antiisraelí, afirmó Bush.
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