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En medio de la tormenta política sobre lo que la Casa Blanca sabía antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre, el presidente George W. Bush afirmó ayer que «hubiera hecho todo lo posible» para evitarlos si hubiera sabido lo que se preparaba. Mientras la oposición demócrata sigue pidiendo más explicaciones y algunas familias de víctimas han comenzado a airear críticas, el Gobierno insiste en que los indicios recogidos en los meses previos no permitían prever unos atentados como los de ese día.

Bush, en su primera declaración pública tras el estallido de la controversia, aseguró ayer que «si hubiera sabido que el enemigo iba a usar aviones para cometer asesinatos ... hubiera hecho todo lo que estuviera en mi mano para proteger al pueblo estadounidense». Pero Bush prefirió no mencionar la controversia, cada vez más fuerte, y prefirió desviar la atención a la guerra que ha declarado contra el terrorismo, al señalar que «este enemigo no va a parar». El portavoz presidencial, Ari Fleischer, criticó duramente a «quienes hicieron insinuaciones de que el presidente tenía información que podía haber prevenido los atentados y no lo hizo».