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JULIO GUARDIA-JERUSALÉN El Ejército israelí volvió ayer a irrumpir en el campamento de refugiados de Jenín, donde permaneció durante 14 horas. Al menos cuarenta sospechosos resultaron detenidos, aunque sólo uno de ellos aparecía en la lista de militantes buscados por los servicios de seguridad. Otra incursión tuvo lugar en el campamento de Askar, donde un niño de siete años falleció tras ser alcanzado por los disparos de las ametralladoras de los tanques. Asimismo, se produjo otra breve incursión en Tulkarem, poco antes de que una mujer árabe-israelí muriera en una emboscada de carretera en las inmediaciones de esta ciudad autónoma.

Jenín volvía a convertirse en escenario de una operación militar, aunque en este caso de una intensidad y duración limitadas. Unidades de asalto, apoyadas por tanques y helicópteros, efectuaron una incursión nocturna en la que no se produjeron víctimas o heridos.