En respuesta a las demandas para aliviar el embargo de EE UU a
Cuba, el presidente George W. Bush dejó ayer claro que las
sanciones económicas a la isla sólo se eliminarán si se cumplen
condiciones estrictas, la primera de ellas la democratización. Bush
emplazó al presidente cubano, Fidel Castro, a aplicar el artículo
71 de la propia Constitución cubana, que establece la celebración
de elecciones legislativas libres, y a que lo haga en el año 2003,
cuando están previstos los comicios para la Asamblea Nacional
cubana.
Al enunciar su «Iniciativa para una Nueva Cuba», Bush afirmó que
el embargo de EE UU continuará hasta que haya elecciones libres con
supervisión independiente, haya partidos políticos con libertad de
organización y expresión, se libere a los presos políticos y haya
libertad sindical. Bush denunció a Castro como «un tirano que usa
métodos brutales», y lo calificó como «un dictador que tortura,
encarcela y envía al exilio a sus oponentes políticos». La
declaración presidencial, en el día en que se celebra el centenario
de la independencia cubana, llegó mientras en el Congreso aumentan
las voces a favor del alivio del embargo, algo que ya pidió el ex
presidente Jimmy Carter durante su reciente visita a Cuba.
Pero Bush señaló que «sin pasos importantes por parte de Cuba
para abrir su sistema político y económico, el comercio con Cuba no
ayudará al pueblo cubano. Sólo enriquecerá a Castro y sus cómplices
y ayudará a mantener su dictadura». «Si se permite ese referéndum,
puede ser el preludio del comienzo de un cambio auténtico en Cuba»,
afirmó Bush. También criticó numerosos aspectos de la vida de Cuba,
como la discriminación que sufren los propios cubanos, que no
pueden entrar en los hoteles para turistas, incluso aunque tengan
dinero, o que los empleados de compañías extranjeras vean su
salario confiscado por el Gobierno, que cobra directamente en
moneda extranjera y luego les paga en pesos.
Además, Estados Unidos espera «que nuestros aliados de Europa y
Latinoamérica se unan para pedir elecciones en Cuba», dijo el
funcionario, que pidió el anonimato. En contra de lo que habían
sugerido en los últimos días algunos funcionarios y medios
estadounidenses, Bush no anunció un endurecimiento de las
sanciones, pero sí una disposición a aplicar firmemente las que ya
hay en marcha. En cambio, Bush enunció cuatro punto de apertura:
reanudación del correo directo entre EE UU y Cuba; alivio de las
restricciones al envío de ayuda humanitaria por parte de grupos
religiosos y no gubernamentales; ayuda del Gobierno de Washington a
esos grupos, y la concesión de becas para estudiantes y
profesionales cubanos.
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