El neogaullista Jacques Chirac ha ganado su apuesta, cinco semanas
después de su reelección en el Elíseo, y tendrá la «verdadera»
mayoría de derechas que reclamó para los próximos cinco años, según
la «ola azul» que la primera vuelta de las legislativas francesas
dibuja para la cámara de los diputados. La máxima prioridad de la
derecha, en particular el nuevo partido chiraquiano Unión por la
Mayoría Presidencial (UMP), es evitar la desmovilización del
electorado y confirmar en la segunda ronda del próximo domingo su
mayoría absoluta anunciada.
Una mayoría más que absoluta: con el 43'5 por ciento de los
votos cosechados el domingo -incluidos el 33'3 por ciento de la
UMP-, la derecha ocuparía entre 380 y 420 escaños de los 577 de la
Asamblea Nacional. La izquierda, derrotada por el descalabro de los
principales socios de los socialistas, en primer lugar los
comunistas, obtuvo en torno al 37 por ciento de los votos, que se
traducirían en 135-175 escaños.
Los analistas interpretan el resultado como un rechazo de los
votantes a la cohabitación -presentada por la derecha como sinónimo
de ineficacia y división en la casi inexistente campaña-, y ven en
el retroceso de los extremismos, en particular de la ultraderecha,
el eco de los llamamientos al «voto útil» y contra la
dispersión.
Para Chirac, se trata de una revancha con la que se resarce del
error de cálculo que cometió en 1997 al disolver la Cámara, lo que
dio la victoria a la izquierda «plural» y le condenó a cinco años
de cohabitación cada vez más incómoda con el Gobierno del
socialista Lionel Jospin. También es un bálsamo para un jefe de
Estado, de 69 años y con cuatro décadas en la vida política que, en
la primera vuelta de las presidenciales el pasado 21 de abril,
obtuvo el peor resultado (19'88%) de un presidente saliente en la V
República.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.