Los aviones de la compañía US Airways, que se declaró ayer en
bancarrota, continuaron ayer volando con normalidad, mientras
aumentaron las sospechas de que la próxima en seguir el mismo
camino podría ser el «gigante» United Airlines. David Siegel,
director ejecutivo de US Airways, resaltó que la protección del
Capítulo 11 de la Ley de Bancarrota permitirá que la aerolínea, la
séptima en tamaño de EE UU, continúe operando sin interrupción
mientras lleva a cabo un plan de reestructuración.
«El objetivo final de este esfuerzo es arreglar las finanzas de
la compañía y regresar a los beneficios», explicó en un comunicado
Siegel, quien aseguró que la flota de US Airways mantiene sus
vuelos a unas 200 ciudades de Estados Unidos y de otros países. Al
declararse en bancarrota, la compañía pasa a ser administrada por
un juez especial, en este caso Robert Mayer del estado de Virginia,
lo que la protege de sus acreedores mientras mantiene su actividad
y le concede tiempo para recuperarse económicamente. La aerolínea,
la primera importante en declararse en bancarrota desde los
atentados del 11 de septiembre de 2001, había registrado pérdidas
en todos los trimestres menos uno desde junio de 1999 y acumulado
una deuda de 10.650 millones de dólares (10.889 millones de
euros).
El diario «The Wall Street Journal» informó ayer de que es muy
probable que la próxima en tener que declararse en bancarrota antes
de finales del año sea United Airlines (UAL), la segunda mayor
aerolínea de Estados Unidos. Los directivos de UAL habían
solicitado garantías estatales para obtener préstamos por valor de
1.800 millones de dólares (1.840 millones de euros) para superar la
crisis. Sin embargo, muchos se oponen a esta medida por entender
que lo único que se conseguiría sería «subvencionar» a una empresa
no rentable.
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