Fuentes financieras de Arabia Saudí reconocieron por primera vez
ayer la masiva retirada de inversiones saudíes de Estados Unidos,
pero atribuyeron la fuga de capital a razones económicas y no
políticas. Según portavoces de la Agencia Monetaria Saudí (AMS),
citados por el diario árabe «Asharq Al Awsat», la salida de los
fondos se inició antes de los atentados del 11 de septiembre y sólo
se debe al general «deterioro» de la economía norteamericana.
La declaración supone la primera toma de postura pública de
portavoces saudíes desde la publicación el miércoles por la prensa
financiera occidental de que los inversores de Arabia Saudí habían
comenzado a retirar en masa su dinero de EEUU. De acuerdo con esas
informaciones, el abandono del mercado estadounidense sería una
respuesta a la demanda presentada por varios damnificados del 11 de
septiembre a instituciones y personas de Arabia Saudí por los
ataques de hace un año, y habría supuesto una retirada en los
últimos meses de hasta 200.000 millones de dólares.
Ante el temor que la noticia ha causado en los mercados
internacionales -cuyo primer efecto podría ser una caída de la
cotización del dólar-, las autoridades saudíes han tratado de
restar importancia a la fuga de capital y de restablecer la
confianza de sus propios ciudadanos en el mercado estadounidense.
Al tiempo que a través de la prensa cercana a los intereses árabes
se confirmaba el movimiento de fondos, el príncipe Walid Bin Talal,
sobrino del rey Fahd y uno de los hombres más ricos del mundo,
garantizó ayer, también de manera publica, que no tiene intención
de abandonar sus inversiones en EEUU. El príncipe saudí reconoció
que «puede haberse producido alguna retirada de capital», pero
consideró «una exageración» las cantidades publicadas y reiteró su
voluntad de «seguir invirtiendo con normalidad en Estados
Unidos».
Fuentes diplomáticas del golfo Pérsico, que pidieron no ser
identificadas, revelaban entretanto el inicio de contactos secretos
entre Estados Unidos y Arabia Saudí, hasta ahora firmes aliados,
para restablecer su confianza mutua. Según esas fuentes, la
retirada del dinero saudí no tendría tanta vinculación con la
demanda presentada por los familiares de las víctimas del 11 de
septiembre como con el ambiente anti-árabe y anti-islámico que los
atentados han generado en Estados Unidos.
Analistas en Oriente Medio apuntan que las autoridades de Arabia
Saudí son conscientes de que el abandono del mercado estadounidense
supone, en primer lugar, un castigo a la economía norteamericana
pero que, a medio o largo plazo, podría convertirse en un factor
que les perjudique en términos de estabilidad financiera y
política. Lo cierto es que las exportaciones norteamericanas a
Arabia Saudita cayeron a su nivel más bajo de los últimos doce
años, en medio de las tensiones entre los dos aliados luego de los
atentados del 11 de septiembre, según un informe norteamericano
difundido ayer por la prensa de Arabia Saudita.
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