La campaña global para bloquear los activos financieros de Al Qaeda
ha sido interrumpida, lo que permite a la red terrorista obtener
decenas de millones de dólares y financiar posibles nuevos
atentados, informó ayer el diario The Washington Post. El diario
cita un informe de la ONU, de 43 páginas, según el cual Al Qaeda
continúa obteniendo dinero de la fortuna personal del millonario de
origen saudí Osama Bin Laden, así como de otras inversiones y
efectivos de organizaciones caritativas.
Después de los ataques del 11-S, EE UU y otros países miembros
de la ONU adoptaron una serie de medidas para congelar las cuentas
de la red terrorista y bloquearon más de 112 millones de dólares en
activos procedentes de miembros y sospechosos de apoyar a la
organización terrorista. El Consejo de Seguridad adoptó una
resolución que requería a los 189 países de la ONU que bloquearan
los activos a individuos que forman parte de una lista de Naciones
Unidas de ser sospechosos vinculados con Al Qaeda.
De otra parte, seis musulmanes acusados por el Gobierno de
conspirar para realizar operaciones terroristas promovían además
una guerra santa islámica contra Estados Unidos, revelaron las
autoridades federales. Agregaron que el grupo también conspiraba
para dar respaldo a la organización Al Qaeda de Osama bin Laden,
acusada por el Gobierno de llevar a cabo los ataques terroristas
del pasado 11 de septiembre. En Seattle, estado de Washington, un
jurado investigador afirmó que el ciudadano estadounidense James
Ujaama trataba de organizar «un campamento yihad (guerra santa)» en
la costa occidental del país y de proporcionar recursos a Al
Qaeda.
Documentos presentados ante un tribunal señalaron que Ujaama
proyectaba entrenar a reclutas musulmanes en el uso de armas,
venenos y bombas incendiarias en ataques contra personas y
edificios «en nombre de los principios islámicos».
En Alemania el procesamiento del marroquí Mounuir el Motassadek
por parte de la Fiscalía Federal arroja nuevas luces sobre la
estructura de la llamada «conexión alemana» de los atentados del
11-S contra EE UU. Según el fiscal general, el grupo en torno al
piloto suicida Mohamed Atta no hubiera podido preparar los
atentados sin el apoyo de Motassadek, que estuvo «hasta el final
envuelto en los planes del acto terrorista». La llamada «célula de
Hamburgo» de Al Qaeda, a la que pertenecían tanto Atta como otros
dos de los pilotos suicidas del 11 de septiembre, empezó a operar,
según convicción de la fiscalía, a mediados de 1999.
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