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El Ejército de Israel ha recrudecido sus operaciones de castigo contra civiles palestinos en Gaza y Cisjordania, al tiempo que discurría el funeral por los cuatro miembros de una familia palestina muertos por un proyectil de tanque que hirió ayer a otros cuatro, uno de ellos un niño de cuatro años. Las operaciones se centraron en la localidad de Rafah, al sur de Gaza, donde dos niños fallecieron y otros tres niños resultaron heridos por fuego de soldados israelíes, y en las ciudades cisjordanas de Jenín y Naplusa.

Media docena de tanques y excavadoras militares penetraron en la localidad de Rafah, al sur de la Franja de Gaza, y destruyeron varias casas y tiendas. Los vehículos militares aparecieron de súbito en la ciudad, una de las más deprimidas de Gaza, y comenzaron a disparar desmesuradamente con artillería pesada mientras avanzaban por la zona. Fuentes de las fuerzas de seguridad palestina dijeron que milicianos palestinos dispararon a los tanques y que la respuesta armada de los soldados israelíes, causó la muerte a dos niños y heridas a otro tres.

En la ciudad cisjoradana de Naplusa, blindados israelíes entraron en el recinto gubernamental palestino («mukata»), donde está la oficina del gobernador, y lo rodearon durante cerca de una hora, antes de disparar contra él varios proyectiles. Al mismo tiempo, cientos de palestinos asistían a los funerales de los cuatro palestinos de una misma familia que murieron la madrugada del miércoles en un bombardeo israelí con tanques cerca del asentamiento judío de Netzarim. La multitud caminó detrás de los restos mortales con banderas del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) y de la Yihad Islámica, mientras gritaba el tradicional «Alá hu-Akbar» (Alá es Grande) y lemas de venganza.

El Ejército y el Gobierno israelíes se han disculpado por el trágico error y «la muerte de civiles inocentes», aunque aún no reconocen siquiera que la familia Hajien se encontrara dentro de la vivienda. En respuesta a ese bombardeo, la ANP canceló una reunión prevista para entre el ministro del Interior, Abdelrazeq Al Ijíe, y el titular israelí de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, en la que iban a tratar cuestiones relacionadas con el ya desvirtuado acuerdo «Gaza primero».