Soldados brasileños patrullaban ayer las calles de Río de Janeiro.

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EFE-SAO PAULO Los miembros de la campaña de Lula creen sin embargo que el 10 por ciento de los indecisos y el hábito de los brasileños de emitir «votos útiles» puedan inclinar la elección a favor del socialista, como ocurrió en 1994 y 1998, cuando el ganador fue Fernando Henrique Cardoso, que tenía una intención de voto similar a la que tiene el líder del Partido de los Trabajadores (PT). La encuesta más reciente, difundida ayer por el instituto Vox Populi, dice que Lula se mantiene estable con el 43 por ciento de las intenciones de voto, mientras que su principal rival, el oficialista José Serra, sube un punto y ahora tiene el 19 por ciento de las preferencias.

Según Vox Populi, en su cuarta disputa consecutiva de la presidencia, Lula obtendría el 48 por ciento de los votos válidos, ya descontados los blancos y los nulos, por lo que, en la víspera de los comicios, aún necesita crecer un poco para alcanzar la mayoría absoluta y convertirse en presidente sin tener que disputar una segunda vuelta. La legislación electoral brasileña prevé que los dos candidatos más votados en la primera vuelta se enfrenten en una segunda en caso de que ninguno obtenga la mitad más uno de los votos válidos.

Mientras, las dificultades que tendrán millones de brasileños con las urnas electrónicas pueden multiplicar los votos nulos en las elecciones presidenciales de hoy y convertirse técnicamente en un aliado inesperado para Lula da Silva. El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) necesitará menos votos que los previstos para alcanzar la mayoría absoluta gracias al aumento de los votos nulos, según analistas de los institutos encuestadores.