La mayoría de las víctimas quedaron abrasadas por el efecto de la onda expansiva. FOTO: C. TERRIEN/EPA

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WILLIAM FURNEY-YAKARTA El embajador de España en Yakarta, Damaso De Lario, dijo que, además de los muertos, hay 137 heridos graves y 350 leves, entre ellos ningún español, de momento. El diplomático señaló que el problema es localizar a los turistas españoles que se hospedan en hostales y albergues, donde es más difícil seguirles el rastro.

La primera explosión ocurrió el sábado por la tarde en las cercanías del consulado de Filipinas en las islas indonesias Célebes (norte). Media hora antes de la media noche, dos fuertes explosiones se registraron casi simultáneamente en Bali, la primera en la discoteca Sari, en la ciudad de Kuta, y la segunda a un centenar de metros del consulado de Estados Unidos en Denpasar, la capital de la isla. El atentado con coche bomba en la discoteca fue el único que causó víctimas.

«Es un aviso para todos nosotros de que el terrorismo es un peligro real», dijo la presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, a la salida de una reunión de urgencia con su gabinete en Yakarta y antes de viajar a Bali. Durante la visita, la mandataria expresó sus condolencias a las víctimas y prometió detener a los culpables, al tiempo que dio órdenes de reforzar la seguridad en toda la nación.

El ministro indonesio coordinador de Asuntos Políticos y de Seguridad, Susilo Bambang Yudhyono, que acompañó a Megawati, precisó que se pondría especial protección en «objetivo estratégicos», tanto del Estado como extranjeros. Entre estos últimos se hallan los pozos de petróleo que explota la multinacional estadounidense Exxon en la isla de Sumatra o los yacimientos de gas que opera la francesa Elf en la parte indonesia de Borneo o la mayor mina de cobre del mundo, que gestiona Freeport-McMoran Copper, radicada en Estados Unidos. Además, es notoria la presencia de efectivos militares y policiales en los hoteles turísticos.

Por su parte, la policía balinesa ha desplegado a todos sus agentes por la isla para prevenir nuevos atentados y sigue la pista de los supuestos culpables mediante el testimonio de uno de los guardas de la discoteca que sobrevivió a la explosión. Aunque ningún grupo se ha responsabilizado de los atentados, los ojos de todo el mundo han recaído sobre Jemaah Islamiya, un grupo islámico del que se cree que es el brazo de Al Qaeda en el sudeste asiático.