El embajador de España en Yakarta, Damaso De Lario, dijo que,
además de los muertos, hay 137 heridos graves y 350 leves, entre
ellos ningún español, de momento. El diplomático señaló que el
problema es localizar a los turistas españoles que se hospedan en
hostales y albergues, donde es más difícil seguirles el rastro.
La primera explosión ocurrió el sábado por la tarde en las
cercanías del consulado de Filipinas en las islas indonesias
Célebes (norte). Media hora antes de la media noche, dos fuertes
explosiones se registraron casi simultáneamente en Bali, la primera
en la discoteca Sari, en la ciudad de Kuta, y la segunda a un
centenar de metros del consulado de Estados Unidos en Denpasar, la
capital de la isla. El atentado con coche bomba en la discoteca fue
el único que causó víctimas.
«Es un aviso para todos nosotros de que el terrorismo es un
peligro real», dijo la presidenta de Indonesia, Megawati
Sukarnoputri, a la salida de una reunión de urgencia con su
gabinete en Yakarta y antes de viajar a Bali. Durante la visita, la
mandataria expresó sus condolencias a las víctimas y prometió
detener a los culpables, al tiempo que dio órdenes de reforzar la
seguridad en toda la nación.
El ministro indonesio coordinador de Asuntos Políticos y de
Seguridad, Susilo Bambang Yudhyono, que acompañó a Megawati,
precisó que se pondría especial protección en «objetivo
estratégicos», tanto del Estado como extranjeros. Entre estos
últimos se hallan los pozos de petróleo que explota la
multinacional estadounidense Exxon en la isla de Sumatra o los
yacimientos de gas que opera la francesa Elf en la parte indonesia
de Borneo o la mayor mina de cobre del mundo, que gestiona
Freeport-McMoran Copper, radicada en Estados Unidos. Además, es
notoria la presencia de efectivos militares y policiales en los
hoteles turísticos.
Por su parte, la policía balinesa ha desplegado a todos sus
agentes por la isla para prevenir nuevos atentados y sigue la pista
de los supuestos culpables mediante el testimonio de uno de los
guardas de la discoteca que sobrevivió a la explosión. Aunque
ningún grupo se ha responsabilizado de los atentados, los ojos de
todo el mundo han recaído sobre Jemaah Islamiya, un grupo islámico
del que se cree que es el brazo de Al Qaeda en el sudeste
asiático.
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