La protesta ha golpeado a la estatal Petróleos de Venezuela
(PDVSA), la principal industria de este país quinto exportador
mundial de crudo y octavo productor, y único socio latinoamericano
de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El
presidente de la firma petrolera, Alí Rodríguez, admitió ayer que
se han disminuido los volúmenes de producción y se han vuelto
lentos los envíos de productos al extranjero.
«No tenemos aún estimación de pérdidas, pero ha habido que
reducir ciertos volúmenes de producción, que ya significa un daño
patrimonial», señaló Rodríguez a la estatal 'Venezolana de
Televisión'. «Estamos aplicando medidas extraordinarias para drenar
los inventarios que están muy altos y mantener la actividad de las
distintas plantas», precisó Rodríguez, que denunció un «plan de
sabotaje» para detener las actividades de PDVSA.
«Es un plan muy cuidado de sabotaje, han tenido cierto éxito,
pero creo que el pueblo venezolano y los trabajadores responsables
de PDVSA conscientes del severo daño que se le puede infligir a la
industria, actuarán y garantizarán la continuidad de las
operaciones», agregó. El funcionario no dio cifras sobre la
disminución de la producción ni de cuánto habría dejado de exportar
la empresa. «Se ha seguido exportando, pero se podría llegar a una
situación grave, estamos haciendo lo imposible para impedirlo, para
impedir que este plan de sabotaje se imponga», apuntó el presidente
de PDVSA y ex secretario general de la OPEP, de la cual Venezuela
es socio.
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