Sin embargo, «la gran mayoría de los aliados» se mostró a favor de
que el Consejo Atlántico diera instrucciones al Comité Militar de
la Alianza para que comience la planificación de contingencia de
las peticiones de EEUU, «lo que podría ser bueno y traducirse en un
mensaje a Sadam Husein de que la OTAN también se está preparando,
que va en serio, y contribuir así a la paz».
Alemania, Francia, Bélgica y Luxemburgo juzgaron en el Consejo
Atlántico -máximo órgano de decisión de la OTAN- «prematuro adoptar
una decisión y pidieron que la Alianza se dé una semana más de
plazo para ver el desarrollo de los debates en la ONU», informaron
fuentes diplomáticas aliadas. Los cuatro países citados consideran
oportuno esperar las discusiones que se celebrarán en el Consejo de
Seguridad de la ONU en torno al informe que presentará el próximo
día 27 el jefe de los inspectores en desarme de Naciones Unidas,
Hans Blix, según las fuentes.
Berlín, París, Bruselas y Luxemburgo opinan que encomendar al
Comité Militar de la OTAN que empiece a preparar los planes de
contingencia, «aunque se trate solamente de una planificación
prudente y defensiva, podría interpretarse como que la Alianza está
ya con ganas de ir a la guerra». Estos aliados europeos recalcaron
que «no es aún el momento apropiado y que podría darse un mensaje
equivocado».
Dadas las divergencias sobre el momento en el que la OTAN debe
responder a las peticiones de EEUU y a la inquebrantable doctrina
del consenso, los aliados «optaron por abordar el asunto la semana
próxima e intentar adoptar entonces una decisión».
Por otra parte, Francia y Alemania coincidieron ayer en la
necesidad de hacer todo lo posible por evitar una guerra en Irak y
abogaron por que se alcance una solución pacífica al respecto.
París y Berlín tienen «un mismo juicio» sobre la crisis iraquí,
aseguró Jacques Chirac, en una rueda de prensa conjunta con el
canciller alemán, Gerhard Schröder, con motivo del 40 aniversario
del Tratado del Elíseo. Schröder, por su parte, resaltó que París y
Berlín están «plenamente de acuerdo en concertar» sus posiciones de
una forma «más estrecha», a favor de «una solución pacífica» a la
crisis iraquí.
En otro orden, George W. Bush, advirtió ayer a los responsables
iraquíes de que quien use armas de destrucción masiva contra las
tropas estadounidenses «será tratado, juzgado y acusado como un
criminal de guerra». Las palabras de Bush reflejan una
intensificación de la ofensiva dialéctica de EEUU contra Irak.
Sin embargo, el respaldo de los norteamericanos a una
intervención militar contra Irak ha disminuido, sobre todo ante la
eventualidad de que EEUU se lance a una guerra sin la aprobación de
la ONU, según varias encuestas. El 57% de las personas interrogadas
entre en enero se declaró a favor de recurrir a la fuerza para
desarmar a Irak, contra 62% a mediados de diciembre.
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