Tony Blair y George W. Bush, poco antes de ofrecer una rueda de prensa en la Casa Blanca.

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JOSÉ NÚÑEZ-WASHINGTON
Tal y como se esperaba, la reunión de ayer en Washington entre el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el Primer Ministro británico, Tony Blair, sirvió para que juntos ratificaran lo que ya habían dicho por separado: se le está acabando el tiempo al régimen de Sadam Husein para cumplir con la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y entregar las armas de destrucción masiva que supuestamente posee, aunque ayer Bush dio opción a dar más tiempo.

La novedad podría radicar en la relativa flexibilidad mostrada por ambos ante la aprobación de una resolución del Consejo de Seguridad, una perspectiva que hasta la fecha no consideraban necesaria. Así, el mandatario norteamericano afirmó ayer que esa segunda resolución «sería bienvenida si se trata de otra señal de la voluntad para desarmar a Sadam Husein», no sin recordar que la primera resolución «otorga autoridad suficiente para actuar».

«Sadam no está cooperando con los inspectores y está incumpliendo las resoluciones. Está poniendo a prueba a la comunidad internacional», dijo Blair al terminar la reunión, en la conferencia de prensa conjunta que mantuvieron los dirigentes.

Bush volvió a reiterar que la próxima semana, cuando el secretario de Estado Colin Powell presente pruebas acerca de la capacidad armamentística de Irak, «quedará claro que Sadam Husein está tratando de engañar al mundo». «Dejaremos claro que Sadam es una amenaza para la paz», agregó. La reunión entre Blair y Bush sirvió para establecer posibles calendarios para las siguientes iniciativas a tomar, tanto diplomáticas como bélicas. «El asunto llegará a su conclusión en cuestión de semanas, no de meses», dijo Bush.

Además de discutir las diferentes líneas de actuación, también hablaron de la posibilidad de presentar al Consejo una segunda propuesta de resolución en la que esta vez quede explícitamente aceptada la posibilidad de guerra contra el país árabe.

A pesar de que Bush y Blair están de acuerdo en líneas generales acerca de Irak, el británico prefiere que haya una nueva ronda de discusiones en Naciones Unidas antes de que se produzca la declaración de guerra. «Lo importante es que la comunidad internacional vuelva a estar unida», dijo en referencia a la anterior resolución contra Irak aceptada por unanimidad por el Consejo. Blair añadió que el terrorismo y las armas de destrucción masiva son dos amenazas a las que «hay que afrontar, porque si no acabarán uniéndose».