Los gobiernos de la Unión Europea llegaron ayer a un acuerdo, pese
a sus diferencias, sobre una declaración relativa a la guerra en
Irak, en la que reclaman para la ONU un «papel fundamental» en la
gestión de las consecuencias del conflicto armado. La declaración,
adoptada con menos debate del previsto, expresa además el deseo de
los europeos de que la guerra iniciada concluya con «un mínimo de
pérdidas de vidas humanas y de sufrimiento».
Los líderes subrayan que la UE está comprometida «con la
integridad territorial, la soberanía, la estabilidad política y el
desarme pleno y efectivo de Irak en todo su territorio, así como
con el respeto de los derechos del pueblo iraquí, incluidas las
personas pertenecientes a minorías». «Creemos que las Naciones
Unidas deben seguir desempeñando un papel fundamental durante la
actual crisis y después de ella».
En el plano regional, los Quince expresan «su solidaridad» y se
muestran «dispuestos a prestar asistencia a los países que se
enfrentan con problemas y riesgos como resultado del conflicto,
incluidos los posibles flujos de refugiados» e insisten en que «la
UE se comprometerá activamente con el apoyo a la estabilidad
regional». En el ámbito internacional, los Quince reafirman su
compromiso «con el papel fundamental de las Naciones Unidas en el
sistema internacional y con la responsabilidad de primer orden que
corresponde al Consejo de Seguridad en el mantenimiento de la paz y
la estabilidad internacionales».
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