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EEUU inició ayer la guerra contra Irak con un ataque dirigido a «objetivos selectivos de importancia militar» en Bagdad y directamente contra el propio presidente iraquí, Sadam Husein. La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) había localizado a Sadam Husein en un lugar de Bagdad, antes de que el presidente George W. Bush ordenara el ataque contra Irak, según publicó ayer el diario The Washington Post.

El primer ataque de la llamada «Operación Libertad Iraquí» comenzó con misiles de crucero Tomahawk que fueron lanzados desde buques en el mar Rojo y el Golfo Pérsico, y aviones F-117 capaces de evadir la detección de los radares iraquíes, según informaron al respecto fuentes militares. Fuentes gubernamentales indicaron que los misiles, al menos una treintena, iban destinados a acabar con la vida del líder iraquí, el dictador Sadam Husein. La Administración estadounidense manifestó en las últimas semanas que el exilio o la eliminación física de Sadam Husein y su entorno más cercano ayudaría a evitar o suavizar un conflicto bélico.

Al anunciar el comienzo del conflicto militar contra Irak, el presidente de EEUU, George W. Bush, prometió que no aceptará «otro resultado que no sea la victoria». La operación militar comenzó a las 02.35 GMT, hora y media después de que venciera el ultimátum de 48 horas que George Bush había dado el lunes a Sadam Husein para que abandonara Irak. Bush explicó que «las fuerzas de la coalición han comenzado a atacar blancos selectivos de importancia militar a fin de debilitar la capacidad de Sadam Husein para librar una guerra. Éstas son las etapas iniciales de lo que será una amplia y concertada campaña».

El presidente George Bush compareció en el despacho oval a las 03.15 GMT para informar de que «más de 35 países» apoyan a Estados Unidos y el Reino Unido, que han desplegado a más de un cuarto de millón de soldados en la región, a la espera de que se de una orden para invadir Irak. Bush, en calidad de comandante en jefe, dijo a sus soldados que «la paz de un mundo agitado y las esperanzas de los pueblos oprimidos están en sus manos» y les pidió que tengan en cuenta que se enfrentan a un enemigo «que desprecia las reglas de la guerra».