Varios edificios- uno de ellos la oficina del viceprimer ministro,
Tarek Aziz- ardieron también en las riberas de los ríos Eufrates y
Tigris, a su paso por la capital iraquí, que recibió de nuevo la
ofensiva de los tomahawk y los cazabombarderos invisibles F-117 A,
ataque que fue respondido por las baterías de antiaéreos iraquíes,
que llenaron de destellos de luz la oscura noche de la capital
iraquí.
Según pudieron comprobar los periodistas a un kilómetro de
distancia, al menos dos cohetes impactaron a las 21:00 hora local
(18:00 GMT) sobre la construcción, que poco después era pasto de
las llamas. El edificio está situado en el centro urbano, en el
margen occidental y a orillas del río Tigris, enfrente del
Ministerio de Información, área donde proliferan las edificaciones
oficiales.
Sobre las 22:30 hora de Bagdad (19:30 GMT), las sirenas de
alarma antiaérea anunciaban el fin del que hasta el momento es el
ataque aéreo más contundente lanzado por EE UU. En las calles se
podía escuchar el trasiego de ambulancias y camiones de bomberos
que se desplazaban velozmente a los lugares atacados para sofocar
las llamas o recoger a posibles heridos. La televisión oficial
anunció ayer que la casa donde vivía la esposa y las tres hijas de
Sadam Husein fue alcanzada en el ataque lanzado la madrugada del
jueves.
Sólo unas horas antes, obuses autopropulsados y lanzacohetes
múltiples SLCM de la Tercera División de Infantería iniciaron una
cortina de fuego en el norte del desierto kuwaití que, según el
jefe de la unidad, general Bufourd Blount, marca el comienzo de la
guerra terrestre.
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