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El presidente de Irak, Sadam Husein, ha presidido tres reuniones de análisis de la situación militar con sus más próximos colaboradores, según informó anoche la televisión estatal iraquí.

La televisión muestra imágenes de dos de estas reuniones celebradas en una habitación de paredes blancas, en las que Sadam Husein aparece sonriente y vestido con el uniforme militar.

Según la cadena, los participantes en uno de estos encuentros se declararon «satisfechos de la resistencia y del heroísmo de las Fuerzas Armadas, de los soldados del Partido Baas y de los hombres de las tribus» frente a los militares estadounidenses y británicos en el sur de Irak, sin precisar la fecha ni el lugar de dichos encuentros.

En la primera reunión, Sadam aparece acompañado por su hijo menor, Qusai, responsable de un cuerpo militar y de la defensa de Bagdad, y por el ministro de Defensa, Sultan Hacham Ahmad.

Mientras que, en la segunda, celebrada en el mismo lugar, aparece Qusai acompañado por el viceprimer ministro, Tarek Aziz, y por el vicepresidente Taha Yassin Ramadan, además de otros dirigentes iraquíes, todos ellos sonrientes ante la cámara.

El jefe de la operación militar en Irak, general Tommy Franks, minimizó la importancia del paradero del presidente iraquí, Sadam Husein, y señaló que las operaciones militares en curso no se dirigen «contra una sola persona, sino contra todo un régimen». En su primera comparecencia ante la prensa tras más de 60 horas desde el comienzo de la «Operación Libertad Iraquí», el general Franks manifestó que «no sabemos si Sadam está vivo todavía, pero el modo en que llevamos a cabo esta intervención no cambia en función de que esté vivo o de dónde se encuentre».

Por otra parte, el Gobierno de Irak ha instado al Consejo de Seguridad de la ONU, a través de una carta de protesta oficial, a que condene la invasión angloamericana y actúe urgentemente para detenerla.

En esta carta, dirigida al presidente del Consejo de Seguridad, el embajador guineano Mamady Traore, el ministro de Asuntos Exteriores de Irak, Naji Sabri, asevera que este organismo debe condenar esta «cobarde agresión».