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EFE-TEHERÀN/DAMASCO
El gobierno iraní negó ayer las acusaciones del secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, y subrayó la neutralidad de su país en la guerra de Irak y el cierre de sus fronteras a cualquier movimiento militar. Por su parte, Siria también rechazó las afirmaciones del secretario de Donald Rumsfeld, de que Damasco envió equipos militares a Irak, y las consideró como un intento de encubrir los fracasos de la tropa norteamericana.

Por otra parte, según una fuente oficial del Ministerio de Exteriores sirio Rumsfeld intenta justificar el fracaso norteamericano culpando al mal tiempo y acusando a otros de proporcionar equipamiento a Irak.

El portavoz del Gobierno iraní, Abdollah Ramezanzadeh, insistió en que las autoridades de Teherán siguen decididas a no alinearse con ninguno de los bandos en esta guerra «sin sentido», y recordó que no permitirán ningún movimiento en favor o en contra de cualquiera de las partes.

Rumsfeld acusó a Irán de haber entrenado militarmente en su territorio a la llamada «Brigada Badr» para pasar a Irak a luchar junto a la oposición shií contra el régimen de Bagdad.

El jefe del Pentágono recalcó que «en la medida en que interfieran con nuestras fuerzas serán considerados combatientes» y deberán atenerse a las consecuencias.

En estos momentos, el gobierno iraní «prohíbe cualquier actividad de la oposición iraquí como interferencia en los asuntos internos de Irak», recalcó el portavoz, que no negó que Teherán haya apoyado a esa brigada en el pasado.

El secretario de Defensa tampoco mencionó que sus militares han cometido en Irak crímenes terribles contra ciudadanos desarmados y que cientos de niños y mujeres han sido asesinados, y que han hecho prisioneros a civiles, agregó la fuente oficial.